Pandora Papers: La prensa cómplice del gobierno saca sus garras para defender a un evasor | Opinión

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Por: Santiago Aguilar Morán / @literatango

Quito, 3 oct (La Calle).- No pasó todavía el remesón del gobierno de Guillermo Lasso ante el rechazo de su Ley de Creación de Oportunidades, cuando le estalló la crisis carcelaria. Las torpes respuestas del gobierno, la indolencia -que llegó al punto de quitarle la comida a los presos-, no acaban de cuajar entre sus indiferentes seguidores cuando estalla en sus manos una bomba de tiempo que todos sabíamos existía: las empresas off shore del presidente.

¿Algo nuevo en el horizonte? Lastimosamente, no. Nos hemos acostumbrado a que se pasen por encima de la ley, a que violen la Constitución, a que los medios pautados salgan en su defensa a cambio de millonarios contratos. Hoy asistimos a un nuevo capítulo en el que la prensa burguesa salta en defensa de su cabecilla.

Tras conocerse por una publicación de Diario El País una trama de evasión que involucra directamente a Guillermo Lasso, las redacciones de los medios aliados encendieron máquinas, llamaron a sus analistas, prepararon sus tuits, sus garras, sus mandíbulas sedientas de dinero y salieron en defensa del banquero.

La reacción se entiende porque, según la información publicada, Lasso tiene vínculos con más de 10 compañías offshore y fideicomisos en Panamá, Dakota del Sur y Delaware, según The Washington Post.  Además, revela que Lasso reemplazó una fundación panameña que hacía pagos mensuales a sus familiares cercanos, por un fideicomiso con sede en Dakota del Sur, en EE.UU.

¿Saben cómo se llama eso? Evasión de impuestos. Los mismos que quieren clavarle a una clase media cada vez más pauperizada, los mismos que faltan para poner esos recursos al servicio de las cárceles, los mismos que le quitan a la educación pública, a la salud, a todo lo que no sirva sino al interés familiar. Lasso, obviamente, dijo que nada tiene que ver con esas empresas. Nada nuevo en el horizonte.

Lo ridículo, patético y desesperanzador fue leer los titulares de su prensa (porque es suya, ¿a quién le quedan dudas?). Uno de sus perros más leales, y que me perdonen esos bellos animales por bajarlos al nivel de este individuo, es aquel que dirije un portal bien financiado con dinero público, vía pautas. Ese, que le cobró USD 5.000 a la Contraloría (!!) por colocar un roll-up,  dice que no molesten a su jefe, que el puede hacer con su plata lo que desee, incluso evadir impuestos y pagarle a él, el can.

La prensa leal al banquero, como El Universo, también puso a los suyos en la primera línea de defensa. Su titular dice que no molesten, que él sí evadía, pero antes de ser presidente: “Guillermo Lasso se deshizo de entidades offshore antes de ser candidato”.

El Comercio también matizó muy bien la cosa: así como le llamaron fallecidos a los asesinados en las cárceles del país, ahora dicen que sí, que su ‘Presi’ sí tenía cuentas en paraísos fiscales, pero que fue antes de que sea su ‘Presi’. Nada nuevo en el horizonte.

No sorprende la calidad moral de estos medios, tampoco que haya periodistas aparezcan en su defensa, o los otros, que con su silencio se convierten en cómplices. Lo que conviene resaltar es que ellos son culpables de que Guillermo Lasso esté en el poder. La ciudadanía toma decisiones, como las de elegir un presidente, de acuerdo con lo que tiene o no tiene de información y esta gente se dedicó a ocultarla, como intenta ocultarla ahora… ¿Y por qué? Porque el presidente destina dinero para ellos, ya sea a través de su banco, sus empresas, las de sus amigos, o los propios recursos del Estado. ¡En fila, todos! ¡A callar las críticas, trolls! ¡A cuidar al ‘Presi’, medios! ¡Que la pauta ya viene, que la pauta ya viene!

Cierro este texto, desesperanzado, vacío, citando a Javier Marías, que acaso pueda sintetizar mejor el sentimiento que pretendo transmitir: “Y mientras tanto un día más, qué desventura, un día más, qué suerte. Sólo entonces dejaré de ser el hilo de la contiunidad, el hilo de seda sin guía, cuando mi voluntad se retire cansada y ya no quiera querer ni nada, y no sea ‘aún no, aún no’ sino ‘no puedo más’ lo que prevalezca cuando me interrumpa y transite sólo por el revés del tiempo, o por su negra espalda donde no habrá escrúpulo ni error ni esfuerzo”.