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Más allá de las elecciones, la voluntad nacional (opinión)

Por: Sebastián Jarrín

Tres años de Gobierno de Lenín Moreno han sido más que suficientes, siete de cada 10 ecuatorianos desean un cambio de Gobierno. El estado de ánimo en el país no es el mejor, ni el más optimista, es más bien algo parecido a soportar hasta febrero de 2021 cuando iremos a las urnas. Personas, organizaciones sociales y partidos políticos depositan sus esperanzas en ese proceso electoral. Pero, nos preguntamos ¿Qué pasaría si no hay elecciones? ¿Podemos confiar en sus resultados? 

 
El proceso de reinstitucionalización signficó la destrucción de la institucionalidad del Ecuador en los últimos 3 años. Ministerios, Secretarías, Institutos, empresas, programas han sido cerrados, todo lo que huela a público, se resta presupuesto y personal. Uno de los afectados ha sido el Consejo Nacional Electoral (CNE). 

La Constitución del 2008 ratifica a lo Electoral como una de las 5 funciones del Estado. Durante los diez años siguientes, varias fueron las críticas al CNE, aduciendo falta de independencia en las funciones, o que el expresidente Correa se tomó el CNE. Estas críticas pretendían servir de excusapor no ganar ni una de 15 elecciones seguidas. 

El Consejo de participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) transitorio, a quien solo la historia le dará su lugar, destituyó a casi todas las autoridades de control, entre ellas el CNE. Según la resolución final de evaluación, hubo incumplimiento y abuso de funciones del organismo electoral, al no garantizar los derechos de participación. “El CNE actuó a favor de poderes políticos antes que garantizar los derechos”, rezaba la resolución. 

¿Cuál fue la solución? Repartirse el CNE entre los partidos más votados: Alianza País (Esthela Acero), CREO (Enrique Pita) y PSC (José Cabrera). A los que se sumaron 2 de organizaciones sociales Atamaint de la CONAIE, Verdesoto de diversas organizaciones, entre ella ESQUEL. Hay que tomar en cuenta que AP ganó a través de un programa el cual no aplicó en lo absoluto; CREO amenazó con incendiar Quito por fraude electoral; y la CONAIE, pues la CONAIE dice que no participó del reparto ¿verdad?

 En la era de notables que vivimos, ellos son los responsables de organizar las próximas elecciones. Ya tuvimos una pequeña experiencia de su forma de organización. En las elecciones seccionales de 2019 hubo incluso denuncias en la Fiscalía de los mismos vocales (Pita y Verdesoto) de inconsistencias en el conteo. Para 2021, ya lanzaron al aire la idea de posponer elecciones debido al Covid, otros han propuesto el voto telemático, por correo, por celular y diferido. ¿En verdad se espera que ellos organicen y garanticen transparencia en unas elecciones que podrían llevarse a cabo por celular por primera vez en la historia, por lo menos a nivel regional? 

La verdad nada sorprende ahora. Ganó un programa en las urnas y dejamos que no se lo aplique en lo absoluto, sin ninguna consecuencia. Antes se sabía que al ganar elecciones uno no ganaba el poder, ahora quedó demostrado que perdiendo elecciones puedes todavía acceder al poder. En la región asistimos a procesos igualmente increíbles.

En Bolivia una dictadura que está en el poder, a pesar de perder elecciones y de los múltiples estudios que demuestran que Evo Morales nunca cometió fraude. En Venezuela un autoproclamado, reconocido por varios países, menos por los mismos venezolanos. Así que no nos sorprenda, la democracia no es algo seguro. La democracia como el amor, es de quien la trabaja; en tiempos neoliberales es de quien represente a los intereses correctos. 

La Fiscal Salazar parece haber lanzado su precampaña apoyada por la ASOBANCA, por los gringos en su momento y por una serie de actores que aplauden su valentía. El FMI está tanteando a su candidato, tras reunirse con CREO y PSC. ¿Si los ecuatorianos elegimos a un candidato, se respetará esa decisión, aunque signifique irse en contra de estos intereses poderosísimos? Pensar en lo electoral debe ser solo un aspecto más, pero no lo único.

Ya lo dijo Arturo Jarrín en su momento: “sin voluntad nacional, sin fuerzas nacionales, lo que se produjo es una democracia en harapos, de apariencia, vulnerable, fácil de tomar y utilizar para fines antipatrióticos”. Es entonces deber contruir esa voluntad nacional, para que la democracia no sea lago frágil que se practica una vez cada 4 años, sino una práctica diaria.