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Elecciones 2021: entre la esperanza y las sombras (Opinión)

Por: Fernando Ponce

Quito, 03 ago (La Calle).- Faltan 293 días para el fin del gobierno de Lenín Moreno, el Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció que no existirían cambios en el calendario electoral y el 7 de febrero de 2021 sería la primera vuelta presidencial.

La campaña de las organizaciones políticas se está preparando, así como sus elecciones internas para decidir qué candidatos ocuparán los escaños de las papeletas, tanto para presidente y vicepresidente de la República, como para asambleístas y parlamentarios andinos. Incluso podría ir una consulta popular que fue anunciada por Jaime Nebot cuando dijo que no sería candidato a la Presidencia.

El ambiente se empieza a poner políticamente tóxico, sobre todo en las redes sociales, donde se concentrará la campaña electoral debido a la pandemia por el COVID-19 y varios rostros empiezan a reaparecer en los espacios de opinión pública.

Los rostros de siempre

Sí, rostros como el de Lucio Gutiérrez, Guillermo Lasso, Yaku Pérez Guartambel, quienes disputarían nuevamente una elección para la Presidencia (excepto Alvarito, a quien el CNE ya le bajó el partido) ya están en todas nuestras redes sociales, hasta en Tik Tok.

Tenemos videos rondando como el discurso de Otto Sonnenholzner y la “honestidad”, Guillermo Lasso y el emprendimiento, Marcela Aguiñaga y un juego de luces y sombras que connota “la esperanza de volver al camino iluminado hacia el desarrollo”; y también tenemos las bromas de Lucio y Alvarito y uno que otro escandalillo mediático, digno de llamarse “crónica rosa politiquera” con los Bucaram.

Los rostros oportunistas

Pero también reaparecen rostros como el de Iván Espinel, quien fue ministro de Inclusión Económica y Social de Lenín Moreno y ahora cumple una condena de diez años por lavado de activos; ahora con un discurso a favor de la Revolución Ciudadana.

Espinel, quien crearía y lideraría la organización política Fuerza Compromiso Social (Lista 5), reaparece en las redes sociales, con la bendición de la presidenta del movimiento, Vanessa Freire, quien en su portada de Twitter volvió a poner una foto con este personaje.

Realmente no es algo que sorprenda, siempre se ha manejado así la política en este país, con los mismos personajes de toda la vida. Ahora se acerca un nuevo período electoral y buscan arrimarse a cualquier figura para aparecer en las fotos y ser tomados en cuenta.

¿Vale la pena analizar?

Sí valdría hacer un análisis de las alianzas políticas de estos tiempos y retomar la pregunta que tantas veces se ha hecho, sobre todo a las personas afines a la Revolución Ciudadana: ¿se puede confiar en esta gente? ¿No están armando nuevamente un escenario para una nueva traición como ya les pasó con Lenín Moreno? ¿Recuerdan que Espinel fue acérrimo detractor de Rafael Correa, tanto en las anteriores elecciones, como en su tiempo de ministro de Moreno? Y no solo él: ¿qué pasa con Centro Democrático y Jimmy Jairala? Él también apoyó la consulta del 7 veces sí.

Se ha dicho tantas veces que los culpables de la traición son los traidores, no los traicionados, pero a leguas se nota que están cometiendo los mismos errores que alguna vez ya cometieron, que no aprendieron de su propia historia, que están volviendo a confiar en quienes decidieron apoyar al proyecto de Moreno que, como vemos hoy, su único resultado ha sido de desastre, desempleo, corrupción, delincuencia, muerte y persecución.

Están confiando nuevamente en esta gente que estuvo tan cerca de Moreno, en el tan conocido “7 veces sí”. ¿No creen que eso es dar paso a una nueva traición? ¿Son cálculos políticos? ¿Es algo que se ven obligados a hacer por no disponer de un partido propio y habilitado en el CNE? ¿Es esto aceptable en la democracia?

¿Qué nos queda a los ecuatorianos?

Nos queda la fe de que puede existir un Dios y la balanza se equilibrará en algún momento. Nos queda el karma y la realidad de que el mundo da vueltas y la gente mala no sale bien librada en esta vida.

Nos quedan los sueños de ver a nuestro país crecer, quizá no en el futuro cercano, pero sí cuando nos organicemos bien, cuando dejemos la comodidad del teclado y la pantalla, y las calles se vuelvan a llenar de gente exigiendo que se cumpla con la verdadera democracia (no solo la que existe con papelitos una vez cada cuatro años).

Nos queda la esperanza de que el futuro puede ser mejor, pero solo lo será si nos organizamos bien y lo construimos, alejando del poder a la misma gente de siempre que tanto daño ha hecho y planea seguir haciéndolo.

Nos queda Radio La Calle, que es un espacio donde se escucha la voz de la gente. Nos queda el arte, la música, el deporte, el amor, la solidaridad de la gente… Y nos queda Barcelona.