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EL NO PAÍS (opinión)

Mauricio Galindo

Si por decisión de un directorio, junta directiva o su equivalente, soy nombrado director de una institución pública o privada, y me paso quejando del que me precedió, a pesar de haber sido su mano derecha, a la semana dirían: bueno, ya ha de organizar para que funcione. Si a las tres semanas sigo con la misma actitud me verían mal, y al mes y un día, me darían un patazo en la espalda baja y a la calle, junto con los ineptos que me acompañaron.

Eso pasaría en un sitio abocado a la eficiencia, o por lo menos a tratar de salir adelante; pero hay otra opción. Si el dueño, es decir “El Mandante” quiere sacarme del puesto, pero hay una deuda contraída y el dueño de esa deuda quiere mantener al llorón… Pues te jodiste cholito mandante: A aguantarle al inepto.

Eso es lo que atraviesa la República del Ecuador desde el año 2017. Bien o mal, en contra de la expectativa de más de un tercio de sus votantes, aquí triunfó una opción política que prometió enmendar los errores del período democrático anterior, fiscalizar adecuadamente, priorizar el bienestar de las personas y enmarcado en una doctrina social productiva, redistribuir adecuadamente las ganancias, entre otras cosas. Si como Presidente de la República capté que esa Administración precedente concentró el poder en pocas manos y enriqueció a algunas nuevas élites, que no fueron consecuentes con lo que de ellos se esperaba, pues los obligo a devolver lo mal habido, a todos, y no solo a los que me caen mal.

Con estas incongruencias de por medio poco a poco todo el tejido que apoyaba la propuesta inicial política fue deshecho, desde dentro, por aquellos que siendo también parte “De la Década Robada” según ellos, no supieron que pasó a su alrededor y se convirtieron en los justicieros en contra de los que fueron sus compañeros de mando. Como Cruzada Divina las huestes del Leninismo andino “Descorreizaron” el país, como su única meta y Plan de Gobierno, buscando nuevos aliados, amigos que no eran los que el Ecuador esperaba, por qué si creía que de lo que me desembaracé era malo, pues debían mejorarlo.

Y lo que llegó a llenar ese vacío fue: Lo “Mejor” de la bancocracia; los empresarios más corporativistas; cadáveres políticos que hace años dejaron la troncha y la componenda; medios monopólicos de “La verdad”; ex mandatarios de dudosa reputación y accionar; un corifeo de lambones y esbirros; muchos júniors hambrientos de poder e innumerables negociantes de la muerte, como hoy los vemos, en Salud y todas las áreas de la Economía nacional.

Pero lo mejor es el amplio espectro de seres sin alma que desde el Centro de la Capital, alado de donde murieron los próceres de 1810, mancillan su sangre y memoria dilapidando cada día el bienestar de los ecuatorianos. El país que no pudo ser arrasado por Incas, que supervivió a terremotos, inundaciones, a los apetitos insanos de Colombia y el Perú, el que construyó el ferrocarril más difícil del Mundo, elevó la ciudad no Virreinal más culta, bella y grande de la Colonia hispánica: Quito; que albergó a Tomebamba la capital del Imperio Inca, el más poderoso del Mundo en su tiempo; el primero que cultivó el cacao; en donde se hizo la primera cerámica, y donde está el punto más alto de la Tierra, hoy mira con tristeza que nada de lo que pudo ser, llegó.

Y no hay medias tintas, rondamos el precipicio en 1802, cuando se desapareció a la Presidencia de Quito; en la década de 1860, cuando García Moreno impidió que el Perú y Colombia se dividan el país; cuando en 1895 Alfaro reinició todo. Hay tantas historias que podrían ser una bella pintura de la Escuela Quiteña, una Venus de Valdivia, un bizcocho de Cayambe o un corviche manaba. Somos un pueblo que por sus errores debería merecerse lo que le pasa, según la matriz de pensamiento judeocristiano.

Pero también somos el pueblo que derrotó a los Incas, el que se levantó en la Colonia por las Alcabalas, el que primero se declaró libre de España, el de la Revolución Liberal, el del primer voto femenino, el de La Gloriosa de 1944, el de las jornadas históricas en contra de los Mahuads, Bucarams, Lucios el que jamás baja la cabeza. Somos el alma que no claudica, y que sabe que no todo puede ser malo por siempre.

Ante este pueblo levantisco encontramos un sólido bloque corporativista, de aquellos que desde 1534 constituyen una élite que se recompone constantemente. Aquí están banqueros, fuerzas del orden mercenarias, medios comprados y vendidos, políticos cínicos, y asalariados miedosos, incapaces de entender que los próximos son ellos. Además aliados insólitos como centrales sindicales oportunistas y los ex funcionarios que creen que podrán volver a trabajar en el Estado, obviándolo todo.

Estamos ante una disyuntiva: Ya no podemos tener trabajos estables, bueno esto ya lo comenzó Correa; nuestros hijos no podrán ir a universidades públicas, la riqueza cada vez se concentra más, y además con una Pandemia en la que casi todo se ha hecho mal. Solo muerte, dolor y desolación recorren las calles del país, que jamás dejó de ser indomable.

Aquí no va la comodidad de decir ”Pugta si eres Correísta” por no creer que el anterior mandatario tiene la culpa de todo y que hay un enorme componente de responsabilidad en un Gobierno que es una empresa familiar, donde cada Ministerio y cada asesor de Carondelet se cree Duque de un Feudo, donde tenemos la versión criolla de Margareth Tatcher: eso sí sin su brillantez y modales, donde el Ministro de Finanzas es choleado por los empresarios que lo pusieron ahí, donde la Secretaría de Comunicación hace Ferias para informar que bajando aranceles favorecemos la productividad, en un país sin generación de empleo.

Así o más claro, como decía un Viceministro, del que prefiero olvidar el nombre: Es lo que hay, y lo que hay es indignación, rabia y tristeza. Hay tejedores de sueños y tejedores de redes de tortura, existen sueños y hay pesadillas, existen Estados y existen países sin Gobierno. El nuestro hoy en día, desde fuera, es percibido como una Estado fallido, uno de los de peor gestión, conjunta, en todos los ámbitos de América Latina. No destila veneno quien dice lo que sucede, lo hace quien sabiendo que sirve a intereses protervos, se ampara en la necesidad de su familia, para hacerse el desentendido. Perro come perro, pero se supone que somos seres con una chispa divina, ahí radica la diferencia.

Quien diría que la CNN órgano de información privada del Gobierno del Imperio de Washington, salga en defensa de los ciudadanos ecuatorianos. Más bajo solo mi Deportivo Quito, igual de saqueado, depredado, violado y torturado por quienes dijeron amarlo y lo dejaron a la buena de Dios.