Quito, 11 nov (La Calle).- El presidente Guillermo Lasso se consagró ante la prensa hegemónica. La tarde de este viernes 11 de noviembre, el primer mandatario envió al Registro Oficial la nueva Ley de Comunicación, que entrará en vigencia apenas sea publicada.
«Hoy culminamos una lucha, hoy somos un Ecuador más libre. La ley mordaza ya está en el tacho de la basura de la historia. Tenemos una nueva Ley de Comunicación, pieza fundamental del Ecuador de paz que estamos construyendo», señaló Lasso durante un evento en la sala principal de la Gobernación del Guayas.
Como acto simbólico, Lasso botó la anterior Ley de Comunicación del 2013 a un tacho con el lema «Tacho de basura de la historia». «Hoy culminamos una lucha que ha significado años, de ustedes y también mía. Esta es una victoria que no pertenece solo al Gobierno, sino a todo el Ecuador», precisó el presidente.
Según él, la referida antigua ley coartaba la libertad de expresión. Resaltó que con la nueva ley, la sociedad ecuatoriana será libre de pensar y expresarse. Posteriormente, instó a los periodista a «hacer respetar su voz». Como acto final, criticó a la oposición política y la tildó de desestabilizadores.
Lo primerito que hizo al llegar al poder
Ni medio asumió la Presidencia, Guillermo Lasso envió el proyecto de Ley de Comunicación. Sin embargo, la Asamblea lo rechazó porque permitía a los medios autorregularse a conveniencia y no era claro en el manejo del espectro radioeléctrico.
La oposición, compuesta por un sector de Pachakutik y Unión por la Esperanza, presentó e impulsó un informe de minoría que reformaba varios artículos por considerar que atentaban contra los derechos de los ciudadanos.
De este informe, el presidente Lasso vetó 17 artículos por «inconstitucionalidad». La Asamblea tramitó una segunda parte del veto tras la sentencia de la Corte Constitucional que abordó los artículos relacionados a la opinión, la censura previa y la responsabilidad ulterior.
En el último debate, el Legislativo ratificó tres artículos sobre el objeto de la norma. Específicamente, la democratización de las frecuencias y los requerimientos de los medios comunitarios.