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Nuestros cuerpos | Opinión

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Por: María Isabel Burbano / @rizossalvajes

Miradas lascivas, ojos que recorren de arriba abajo nuestros cuerpos. El tuyo, el mío, el de las demás. Risas incómodas como respuesta. Una mirada de auxilio hacia la nada, esperando que por fin se callen y dejen de prestarte atención.

En nuestros cuerpos viven nuestros sueños, dudas, deseos, ideas y sentimientos. Es el papel donde se guarda el regalo más preciado: nuestro espíritu y mente. Nuestro cuerpo también es una coraza, nos permite movilizarnos, salir, hacer nuestras actividades cotidianas, vivir.

Lastimosamente nuestros cuerpos también son un blanco de acoso, comentarios indeseados, sonidos extraños. Todas las cosas que nos hacen sentir incómodas y en peligro. Eso fue lo que pasó con Nadia Manosalvas, presentadora en “Esto es fútbol”, un programa de GolTV. Un periodista deportivo, su colega le dice ¿Cómo haces para estar tan buena? Dice ser un hombre director y vuelve a acribillarla con esa pregunta. Los ojos de Nadia reflejan el miedo, el no saber qué hacer cuando seis hombres, en un set reducido que transmite un programa para cientos de personas, la acosan.

Eso es acoso. Es violencia. No importa cuántas veces las opiniones machistas de los internautas intenten excusar este execrable hecho. Es acoso y es algo por lo que muchas mujeres -periodistas, abogadas, bailarinas, cantantes, amas de casa, profesoras– han pasado. Hemos pasado.

Este texto busca abrazar a las mujeres que han sufrido el acoso de sus colegas. La violencia, la sensación de que tus decisiones no son tuyas, de que no eres dueña de tu cuerpo. Aunque eso es mentira. Tú eres tu única dueña. Solo tú. Nadie puede hacerte sentir distinto. Nadie puede hacerte sentir menos. Eres fuerte y solo tú sabes lo que quieres en este mundo.

Este artículo busca también llamar la atención de los hombres que, aún viendo el acoso, no se dignan en mostrar apoyo a las mujeres. Esa mujer asustada por la violencia puede ser tu hermana, tu madre, tu novia o esposa. Te pido que, si ves acoso, lo denuncies, te indignes y lo pares. Puedes hacer la diferencia en la vida de una de nosotras.

Por último, este escrito va también para los acosadores, los violentos. ¿Por qué lo haces? ¿Es por mantener ese poder que creen tener sobre nosotras apelando a una parte tan íntima como nuestros cuerpos? No hay excusa para ustedes. Solo esperamos que la justicia otorgue el castigo necesario. El repudio de gran parte de la sociedad ya lo tienen.