Nacho Vegas y la Danza Macabra de la Existencia, vivir bien y casi conocer a Michi Panero

¡Otra semana, y otra vez sin Rompecabezas! Freddy se encuentra fuera de juego debido a una lesión en la rodilla. ¡No pasa nada, querido Poeta! Estamos deseando que te recuperes pronto y vuelvas con toda la magia para inundarnos con poesía y la mejor música de nuestro planeta natal

Pero no te preocupes, querido lector, porque hoy tengo un regalo especial preparado. Desde la pluma y la voz de Nacho Vegas, llega «El hombre que casi conoció a Michi Panero». ¡Así que, sin más preámbulos, sumérgete en este análisis y descubre la magia que encierra esta canción!

Nacho Vegas «El hombre que casi conoció a Michi Panero (Versión LowQ)

El arte del ‘casi’: Bailando entre el límite de la alegría y la melancolía

¡Hey!, querido lector. Sí, tú, el que se desliza por este artículo, con el scroll del mouse o con tu huella acariciando la pantalla, que andas en busca de algo que encienda su chispa interior, te pregunto, ¿alguna vez has bailado al borde del abismo, moviéndote entre risas y lágrimas? ¿Has sentido alguna vez ese vaivén entre la alegría y la tristeza, como si te mecieras en un columpio de emociones? Bueno, Nacho Vegas sabe exactamente cómo se siente y te voy a decir por qué «El hombre que casi conoció a Michi Panero» es el mapa sonoro de ese baile.

Sí, esos «momentos Michi Panero» que no se nos escapan. Esas ocasiones que estuvieron a punto de cambiar nuestra vida, pero que simplemente no sucedieron. Y no, no me refiero a conocer al mismísimo Michi Panero, ese poeta español de vida tumultuosa. Hablo de esos momentos en los que casi rozas la grandeza, el arte, un amor, una oportunidad… pero te quedas justo a un pasito, en el “casi”. Eso es lo que Nacho Vegas nos muestra en esta canción: cómo te sientes cuando echas la vista atrás y ves todo lo que casi fue y no fue.

Entre decisiones y destinos

Vegas, con su estilo audaz y sin pelos en la lengua, nos canta sobre las vueltas de la vida y las decisiones que tomamos. «Nunca fui en nada el mejor, tampoco he sido un buen amante» nos dice, ¿y qué? No somos héroes de epopeyas griegas o el superyó de Freud, pero cada garabato en el margen de nuestro cuaderno de vida, cada letra de este cuento mal contado tiene su propio valor hasta que ese sueño eterno y tan temido llamado “Muerte” nos lleve. Y sí, puede que nos perdamos de algunos encuentros increíbles, como el de Vegas con Michi Panero, pero cada elección, cada sí y cada no, nos lleva por un camino único y nuestro.

El eco de la extrañeza

¿Qué es la vida si a veces no nos preguntamos sobre el final? “Si es así, decid: ¿me vais a extrañar?” esta no es solo una pregunta retórica de Vegas. Es un reflejo de esa inseguridad humana que todos llevamos dentro, ese cuestionamiento de nuestro valor en un mundo que parece girar sin cesar, con o sin nosotros. Todos (o al menos quienes hemos sufrido un poquito de depresión o ansiedad) hemos tenido ese pensamiento nocturno, cuando el mundo duerme y solo se escuchan nuestra respiración y los latidos de nuestro corazón. ¿Habrán risas o lágrimas cuando ya no esté?  Y lo maravilloso de Vegas es que te lanza la pregunta y te responde “veo que asentís, pero yo sé que no”, y al final te deja en suspenso, porque quizá a él no, ¿pero a mi?, permitiéndote encontrar tu propia respuesta, tu propio eco en el silencio.

Una deidad del vacío

El verso «yo le rezo a un dios que me prometió que cuando esto acabe no habrá nada más» es una de las joyas más luminosas y contradictorias del tema. Es una declaración de fe, pero no en el sentido convencional. Mientras muchos rezan esperando el paraíso o temiendo el infierno, Vegas abraza la idea de la nada, de un final absoluto. Pero, ¿no es eso, en cierto modo, una forma de liberación? Se deshace de las cadenas del miedo y de las expectativas de un más allá. En lugar de buscar recompensas o castigos, Vegas encuentra paz en el concepto del fin, en el silencio eterno después de la última nota. Por fin podrá descansar.

Si ese es el destino que Vegas abraza, un silencio absoluto después de la última nota, es precisamente en ese vacío donde encontramos el valor para seguir bailando. Y hablando de danza…

Un brindis por la orquesta de lo cotidiano

Ahora, tú, querido lector, mira el reflejo que esta canción hace de la vida. Vegas brinda «por el hombre de hoy y por lo bien que habita el mundo», lo que significa brindar por ti, por mí, por todos nosotros que seguimos bailando al ritmo de esta absurda y maravillosa existencia.

Y no te dejes engañar por ese tono festivo. Sí, suena a fiesta, pero detrás de ese » Sha-la-la-ra-la-lá» hay todo un mundo de introspección, de análisis, de un adiós irónico y melancólico que retumba en el pecho. Te apuesto a que también has tenido tus momentos de «dije no en el altar y cuando digo no, es no», donde te enfrentas a tus verdades, tus decisiones y te quedas con ellas, sin remordimientos.

Así que, como dice Vegas, si este es el final, si llega el momento de hacer recuento… ¿cómo lo harías? ¿Con lágrimas? ¿Tal vez con risas? ¿Con un Sha-la-la-ra-la-lá? Lo que sea que elijas, que sea genuino, que sea tuyo.

DP

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