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Moratoria humanitaria: Estado y banqueros, arrimen el hombro

Por: Omar Jaén Lynch
Periodista y docente universitario

Juan tiene 37 años, una esposa y un vivaz hijo próximo a cumplir dos años. Desde hace más de 15 años administra una tienda esquinera, patrimonio familiar, que colinda con una traficable vía principal en el norte de Guayaquil. Esta semana, el semblante de Juan es serio y turbado.

La crisis del coronavirus enciende las alarmas en la mente de este pequeño empresario. Sabe que, si se toman medidas de prevención más radicales para frenar el contagio del Covid-19, sentirá los efectos en su bolsillo. Juan comprende que en estos momentos la salud es lo más importante, pero no puede dejar de pensar en cómo saldrá a flote en los próximos meses.

El caso de Juan es quizás una representación de lo que decenas de miles de ecuatorianos temen. Nuestros esfuerzos en estos momentos están enfocados en cuidar a los nuestros y sortear la crisis sanitaria con el menor dolor posible, incluido lo económico.

Escribo estas líneas el sábado 14 de marzo pasadas las 23:00. Ecuador se prepara para en dos días cerrar todas sus fronteras, además de limitar varios hábitos propios de los ciudadanos como viajar, salir al cine, frecuentar restaurantes o bares. Medidas necesarias, pero que sin duda golpearán a la ya vejada economía nacional.

En nuestros tiempos son pocos los temas que unen a orillas distintas. Y creo que la batalla por recuperarnos económicamente del rebenque del coronavirus nos puede (debe) reunir.

Sin más rodeos hago un llamado al Estado -entiéndase todos los niveles- a que asuma su rol protector, su principal razón de ser. No hablo de dádivas (para que a los libertarios no les dé urticaria), sino una representación activa en favor de los ciudadanos.

Un primer paso urgente es que el gobierno asuma los costos para realizar en laboratorios privados las pruebas de coronavirus. Se deben limitar los testeos a casos realmente sospechosos (comprobados científicamente) para no destinar fondos de manera estéril. Sí, costará y mucho, pero estamos hablando de la salud de los ecuatorianos y de la protección de los más vulnerables.

Un siguiente paso es diseñar una fórmula de pago de servicios básicos durante marzo, abril y, de ser necesario, mayo. Miles de pequeñas y medianas empresas están padeciendo y sufrirán más en las próximas semanas. Sería negligente dejar sin agua o energía eléctrica a una fábrica en estos momentos.

También es necesario que desde BanEcuador y el Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (BIESS) analicen los casos de sus deudores para extenderles una moratoria de pagos. Qué mejor estímulo para la producción que ver a un Estado que te apoya y no te persigue como chulquero en tiempo de crisis sanitaria y económica.

Finalmente hago un llamado a los banqueros del Ecuador. Sí, a ellos que “sorpresivamente” ha multiplicado sus ganancias en los tres años de Lenín Moreno, mientras los otros sectores se han desplomado.

A los señores Fidel Egas y Guillermo Lasso, sobre todo, los emplazo a que sus bancos acuerden un plan de suspensión de pago provisional de deudas para empresas y hogares en tiempos de crisis sanitaria.

Estado y banqueros es hora de que por primera vez sean ustedes los que arrimen el hombro. Qué mejor momento para bautizarse que estos. Contamos con ustedes.