Quito, 1 ene (La Calle).- El obrero metalúrgico Luiz Inácio Lula da Silva asumió la Presidencia de Brasil desde este domingo 1 de enero de 2023. El líder izquierdista vuelve al poder desde hace 20 años, tras salir de la cárcel condenado injustamente por corrupción, con un tercer mandato y como presidente número 39 en la historia de la nación carioca.
El evento de asunción se llevó a cabo en Brasilia. Da Silva estuvo rodeado de miles de militantes del Partido de los Trabajadores (PT) y con la presencia de 50 mandatarios internacionales, entre ellos, el presidente Guillermo Lasso.
El expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro debía entregar la banda presidencial a Lula durante la ceremonia de investidura. Sin embargo, huyó hacia Florida, Estados Unidos, a solo dos días de la posesión en un avión de la Fuerza Aérea.
Hubo un fuerte procedimiento de seguridad para la investidura. Medios brasileños informaron que 15 mil efectivos policiales fueron desplegados. La Corte Suprema prohibió la portación de armas.
La delegaciones latinoamericanas de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay y Uruguay estuvieron presentes. También asistieron comitivas de Alemania, Portugal y España.
Retos para Lula
Según la BBC, Da Silva deberá enfrentar cuatro grandes dificultades enormes en Brasil:
- El bolsonarismo radical. Analistas consideran que Da Silva tendrá una oposición más hostil. Existen grupos extremistas y ultraderechistas. Además, el Partido Liberal de Bolsonaro cuenta con presencia en el Congreso (99 de 513).
- El hambre. Unos 33 millones de brasileños sufren este problema. Esto representa al 15.5 % de la población del país.
- El gasto. Una de sus promesas de campaña fue el mantenimiento de ‘Bolsa Familia’, un programa de transferencias de dinero a los pobres.
- La deforestación. Lula se comprometió en cambiar la política ambiental del país. Para ello, anunció que detendrá la tala de árboles en la Amazonía.
Lawfare contra Lula
Lula fue declarado culpable por los delitos de corrupción pasiva y lavado de dinero en julio de 2017. El entonces juez Sergio Moro sentenció al líder del PT a nueve años y seis meses de prisión.
La condena inhabilitó a Lula para participar en las elecciones presidenciales de 2018. Fue encerrado hasta 2019, pero la justicia brasileña le revocó las sentencias por el entramado de corrupción denominado “Operación Lava Jato”. La resolución se tomó tras entender que los derechos de Lula fueron irrespetados durante el juicio.