Los ricos y los del bono en Ecuador

Por: Sebastián Tamayo Villarroel / @tamayo95se blank

La emergencia sanitaria por la pandemia refleja las falencias en los gobiernos a nivel mundial; la idea misma de democracia ha sido puesta en cuestión. Este momento define si la voluntad de la mayoría se impone ante los intereses de los poderes hegemónicos que disputan tras los bastidores de un gobierno. Ahora, después de sacralizar por varios años la ideología dentro de la política, reconocemos su influencia en los modelos de gobernanza. En apenas cuatro meses, el coronavirus desvistió el sistema económico y político del mundo.

En reiteradas ocasiones escuchamos de la crisis económica en el Ecuador. Una crisis que en una de sus aristas ataca las cuentas fiscales, y en la otra a los bolsillos de la mayoría de ecuatorianos. En el primer caso, ciertos factores internos y externos fueron inevitables pero, desde el campo de las ideologías, las decisiones económicas, de los aduladores de la mano invisible, condenaron al Ecuador. En consecuencia, el 1 de mayo del 2020, los trabajadores ecuatorianos debieron conmemorar desde el confinamiento su lucha histórica, lastimosamente con retrocesos en materia laboral.

El proyecto de Ley Humanitaria enviado por Lenín Moreno marca un precedente de inconstitucionalidad porque atenta a la garantía del pleno empleo. Amparados en los “acuerdos”, el gobierno otorga una carta abierta para destituir a los trabajadores. Simplemente, si el empleado no está de acuerdo con la oferta del empleador, será liquidado. Esto vale tanto para el sector público como para el privado.

En situaciones puntuales de empresas medianas y pequeñas, llegar a un acuerdo entre las dos partes de la relación laboral será coherente, aunque no lo óptimo. Sin embargo, la viveza corporativa de los grandes oligopolios despide por docenas; ni imaginar lo que harán con la ley en mano. La pandemia les cayó como anillo al dedo para cumplir con los designios del FMI.

La política neoliberal aplicada en plena crisis acrecienta las brechas de desigualdad en el Ecuador. Mientras el mismo grupo reducido de empresarios y banqueros, con fortunas millonarias, continúan acumulando capital, los trabajadores padecen precarización laboral, desempleo y retorno al subempleo.

La situación económica propuesta por el gobierno ecuatoriano, como se presenta actualmente, construye dos extremos: el rico condenado a ser rico y el pobre condenado a la fila para recibir el bono. Los de la mitad, en tanto aportan, son vulnerables a ser arrastrados hacia el extremo inferior. Quizá por este motivo, el presidente Moreno se enorgullece al anunciar que la “red de protección social” prevé incrementar dos millones más.

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