Por: Daniela Rizzo / @loinquieto
No queda ninguna duda: García Lorca está más arriba de la belleza. Pero creo que nunca supo las miles de capas simbólicas que plantó en su obra de teatro Yerma.
Esta es la historia de una mujer casada que, a pesar de que no se casó por amor, lo busca de forma desesperada. Y ese deseo se convierte en un hilo, en un viento y en un hijo. Ella quiere ser mamá pero no lo consigue.
Mientras tanto, el pueblo la mira como una planta seca que jamás dará frutos. Yerma es la mujer sin hijos, la mujer no mujer, la rara, la descompuesta. Esta imagen es tan poderosa porque habla mucho sobre la construcción de lo femenino y nuestros deseos, ¿será que son nuestros o son los que nos implantaron?
También puede ser que Yerma lleva dentro una llama que no se va extinguir ni con un marido ni con muchos hijos.