Por: Daniela Rizzo @loinquieto
Esta novela está más allá de la corrupción, la drogadicción y la misoginia. Y por eso me encanta tanto Irvine Welsh, porque nos muestra lo podrido que está el mundo desde la perspectiva de quien lo ensucia aún más. Lo hace para mostrarnos la salvación.
El protagonista de Escoria, Bruce Robertson, es un detective de policía de lo más asqueroso: abusivo, misógino, racista y despiadado. Como sucede en las novelas de Welsh, los personajes tienen dos caras.
Por un lado está el detective abusivo y racista que juega bromas hirientes a sus compañeros. Por otro lado vemos que este mismo detective violento proviene del abuso infantil y el machismo.
Lo mejor de la novela es que esta segunda cara del personaje nos llega gracias a la narración de una tenia, un bicho que está sujeto a las entrañas del protagonista. Esa imagen es un poema en sí mismo.