Portada de Vilmatraca
Atención ciudadanos. El mismísimo presidente de la república, en pleno uso de su silla de ruedas, inaugura -mismamente- un programa de radio para explicar -con su consabida inteligencia de dos décimas- lo que ha hecho en su período de gobierno. Aclaremos que lo poquito que ha logrado, no ha sido porque no ha querido trabajar, sino porque alguien dentro de su gobierno conspira todo el tiempo para desaparecerle los textos que debe leer y las obras que debe ejecutar. Alguien -con traje de torero- le hace firmar los decretos mientras mira extasiado a la Shanet de Teleamazonas, y otro le desinfla las ruedas mientras se baña.
Este programa al que subtitularán: “de frente con el que piensa de espaldas”, será un hito entre todos los programas radiales, un hato entre periodistas amiguis, un heto entre morenistas, un hoto entre analistas liberales y un huto para la población. Se lo pasará a las 11h00 de todos los lunes, justo en el momento en que la gente trabaja, estudia, mira la telenovela o va al baño a mirar los memes del presidente. Lo que significa que, la audiencia será cuantificada entre los dos periodistas que lo acompañarán, el camarógrafo y la moderadora de la SECOM.
La Secretaria General de Comunicación, María Caridad, ha dicho que no es propaganda, sino una estrategia comunicacional del presidente para informar a los millones de… a los miles… a los cientos de… Una manera de informar a su esposa lo que él hace cuando ella se va de compras. Ojalá la María nos haga la caridad de que esos programas duren lo que duró la visita de la vicepresidenta al Papa: una foto de terror, y ya.
Recomendamos al presidente lo siguiente: lo óptimo sería que su enlace radial aparezca mientras la audiencia escucha Kalimán; así, por lo menso, digo, por lo menos, tendría asegurado un buen grupo de personas. De esta forma -hasta que los sorprendidos radioescuchas se den cuenta que no es otra historia de Kalimán, sino su amado presidente- ya pueden publicar que alguien los escuchó.
Otro consejo. María Caridad, no le diga la verdad a su jefe sobre cuántos le escuchan. Dígale que hasta la señal se saturó de tanta hinchada que lo aclama. Júrele que, incluso, los correístas y la Conaie están escuchándole, como una forma de reconocer sus cualidades.
Es importante que le coloquen un dispositivo electrónico detrás de la oreja derecha, que le vibre una vez, cada que se quiera dormir en la entrevista. Que le vibre dos veces para que responda, sí. Y tres para que sonría de lado, como que hubiera entendido algo.
Y por favor, que nadie le robe el texto. Ahora que está cerquita un tal Dahik, tener mucho cuidado. Nunca se sabe con economistas de su talento. Si desaparece gastos reservados, pan comido desaparecer textos mal redactados. Ah, y ojo con los periodistas invitados.
Recuerden que sólo se debe permitir la entrada a aquellos que le pregunten cuánto es dos más dos, y algún consejito de autoayuda. No le sobrexpongan demasiado: con dos minutos de entrevista, suficiente. Así quedará como hombre humilde y mesurado.
Por último: reconsideren el horario. Lo mejor sería cuadrar el enlace radial el lunes a eso de las tres de la madrugada: nunca faltan los sonámbulos de mal gusto.
¡Suerte con su programa radial, presidente!