Quito, 27 abr (La Calle).- Tras 11 meses y tres días en Carondelet, el Régimen de Guillermo Lasso tambalea por una profunda crisis política e institucional. Diversos sectores del Ecuador reclaman al presidente cumplir con sus obligaciones y compromisos de campaña en la economía, seguridad, educación, trabajo, entre otros. Y ante los fallos y oídos sordos del Gobierno, se alista una gran marcha el 1 de mayo de 2022, conmemorando el Día del Trabajo.
Lasso abrió frentes por todos lados. En un inicio, rompió con la alianza del Partido Socialcristiano, que lo llevó a la Presidencia. Al mismo tiempo, creó un enemigo en el líder más visible del movimiento indígena, el presidente de la Conaie, Leonidas Iza, a quien señaló que «acabará con sus huesos en la cárcel». En la Izquierda Democrática denunció a Xavier Hervas por evasión tributaria; y a varios legisladores de Pachakutik por sobornos.
Todo esto, sumado a la falta de dirección de Guadalupe Llori en la Asamblea Nacional, ha dejado como resultado una ingobernabilidad que no permite articulación alguna entre el Ejecutivo y el Legislativo. La famosa y archivada Ley de Inversiones es apenas un ejemplo.
Sin embargo, como jefe de Estado también le quedan problemas por resolver. La delincuencia y la inseguridad golpean a niveles nunca antes vistos. Ecuador enfrenta la mayor crisis de inseguridad con 1.180 muertes violentas hasta abril de 2022. La crisis carcelaria continúa sin ser atendida; el radar «antinarcos» de Manabí, mal instalado y al apuro; el asesinato de «Don Naza», que involucra a policías y militares en captación ilegal y lavado de activos; el hackeo al Sigmar, los ojos del control marítimo de la Marina…siguen siendo solo algunos ejemplos.
La administración de los servicios públicos es otra deuda de Lasso. El Registro Civil se declaró en emergencia por escasez de insumos básicos para cédulas y pasaportes. La falta de medicinas en hospitales se agudiza, aun cuando existen órdenes judiciales para abastecerlos. A lo largo del país se reportan unidades educativas y carreteras en mal estado o definitivamente abandonas. Sin embargo, el presidente sigue con su discurso de reducción fiscal.
Los números de aceptación a su gestión están a la baja. Y no es para menos. Su negativa a la equiparación salarial docente de la LOEI lo puso en contra de los educadores. Con el veto al proyecto de Ley del aborto y la represión del 8M, perdió a las feministas. Incluso su «voto duro», sectores del anticorreísmo, dudan de su mandato tras el presunto pacto con la Revolución Ciudadana por el habeas corpus que permitió al exvicepresidente Jorge Glas salir de la cárcel.
Según Perfiles de Opinión, a finales de febrero, apenas el 26 % de ecuatorianos creen en el primer mandatario, mientras que a marzo de 2022, el 64 % calificó su gestión como mala y muy mala.
El 1 de mayo, Lasso enfrentará una Gran Marcha desde distintos sectores que claman su salida del poder. En un medio argentino, el analista César Verduga señaló que la inestabilidad política del régimen de Lasso recuerda las épocas de Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad o Lucio Gutiérrez en el poder.