Quito, 24 may (La Calle).- La defensa de la separación de poderes le quedó grande a quienes batallan por ella. De acuerdo con el relato de la prensa burguesa, el presidente Guillermo Lasso es un demócrata que deja hacer a las otras funciones del Estado lo que deben hacer. Es clara la vinculación económica, política e ideológica de la gran prensa con el Gobierno del Encuentro.
Muy a su pesar y cómplice silencio, los ecuatorianos hemos presenciado nuevamente un capítulo que demuestra que ser presidente no significa tener el poder. Será por eso por lo que la misma exministra de Gobierno, Alexandra Vela, reconoció en una comparecencia a la Asamblea Nacional que ella ordenó la intervención de las instalaciones del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS).
El burdo abuso de la fuerza y del poder no solo hundió aún más en el desprestigio a la Policía, sino que develó el verdadero rostro de un gobierno que habla con bien ensayada candidez pero que actúa con la visceralidad y hambre de un lobo.
Y no fue solo en ese penoso episodio en el que vimos a Lasso despojarse de su careta de demócrata. Con el oficio de quien nada tiene que hacer, ordenó él personalmente, que el exvicepresidente Jorge Glas vuelva a prisión. La saña, la sevicia y la celeridad contra la que actuaron contra el exvicemandatario ya la quisiéramos ver para combatir la delincuencia, la pobreza y la violencia.
Las cifras del Gobierno
Les dejo unos datos: Hasta lo que va de este año, ya llevamos la mitad de la de muertes violentas ocurridas en 2021; los femicidios subieron un 50%, respecto de los cinco primeros meses del año pasado; tres de cada diez ecuatorianos vivimos en la pobreza, y vamos en picada hacia la pobreza extrema; seis de cada diez ecuatorianos tenemos un trabajo precario; los hospitales no tienen medicinas, los estudiantes no tienen aulas ni maestros, los jubilados solo esperan la muerte y no la recompensa de sus años de trabajo.
Mientras tanto, el Gobierno usa la justicia para perseguir a los integrantes del movimiento guevarista, cuyo delito mayor es tener libros… Antes de ello, el mismo Guillermo Lasso amenazó al líder indígena Leonidas Iza diciéndole que terminará con sus huesos en la cárcel.
Las trafasías en la Asamblea
Este escenario, sin embargo, inició con una jugada que al difunto César Monge no le pudo salir mejor: se candidatizó para ser asambleísta, ganó, armó una mayoría que llevó a Guadalupe Llori al poder y le heredó a Lasso una Asamblea decapitada, o casi, que le ha sido útil y servil al gobierno.
Hacer un detalle de la penosa gestión de Llori sería baladí, es Lasso quien la maneja. Basta un gesto (no el de mostrar el dedo medio) para ver el talante de este compadrazgo perverso entre Lasso y Llori: apaguen las luces, cierren los micrófonos y vamos. Justo lo que uno piensa al mirar atrás y ver el abismo que nos persigue después de solo 365 días de Lasso en el poder.