Las causas nobles y el otro camino | Opinión

Por: Marco Flores/ economista

Conducir a los ecuatorianos hacia la prosperidad no sólo exige reformular la política económica y recuperar su autonomía, orientarla al crecimiento compartido y al Bien Común. Hay que garantizar la fortaleza y sostenibilidad creciente en los sistemas de salud y salubridad, educación, infraestructura y seguridad, para ofrecer servicios públicos oportunos y de calidad.

Sin Buena Economía acompañada de servicios públicos oportunos y de calidad, invariablemente los países y sus ciudadanos se estancan en la pobreza y mediocridad. Las personas deben poder ahorrar para planificar su futuro familiar y salir del círculo de la pobreza.

Es imprescindible reconstruir desde sus raíces el sistema de administración de justicia. Ser realmente iguales ante la ley y poder confiar que su aplicación será honrada e imparcial. Ecuador requiere fuerte y verdadera institucionalidad. Las políticas públicas deben garantizar el progreso de los ciudadanos.

El gobierno actual no puede ni podrá dirigir este cambio porque además sus prioridades son otras. Es necesario un gobierno que comprenda que su primera obligación es con la gente. Un gobierno que invierta en los niños pero no se olvide de los viejos. Un gobierno para la gente y su progreso.

Es necesario un presidente o presidenta que combata permanentemente la pobreza en todas sus formas y angustias, que lidere con eficiencia, eficacia e irrenunciable vocación social el cambio de los ecuatorianos hacia un buen futuro. Es imprescindible abandonar la vieja costumbre de mentir, mejorar la capacitación y productividad.

Se requiere valentía, integridad y conocimiento para dirigir la reconstrucción de la Patria, hacer un compromiso válido y duradero con la verdad y el bienestar de la gente. Las causas nobles siempre tuvieron guerreros inteligentes, generosos y valientes. Son parte esencial del Otro Camino.

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