Samanta Calderón, redactora
Quito 2 de marzo de 2021 (La Calle). – Las cárceles ecuatorianas necesitan aproximadamente 3100 guías penitenciarios.
En la actualidad, cerca de1500 cuidan a más de 40.000 personas privadas de libertad.
El déficit del personal en los centros se debe, entre otros, a la falta de formación de guías penitenciarios.
El pasado 21 de octubre de 2020, el Servicio Nacional de Atención a Personas Privadas de Libertad (SNAI) emitió un documento sobre la cancelación del proceso de selección que había iniciado en 2019.
Cerca de 496 personas que aspiraban a trabajar en el sistema, perdieron la oportunidad de entrar al sistema penitenciario.
Debilidades en la formación
Ya en 2017, la formación de guías penitenciarios tuvo un primer revés, con el cierre de la primera Escuela de Guías Penitenciarios inaugurada en 2015
La institución estuvo en funcionamiento durante dos años. En ese periodo se formó la primera y única promoción de guías. Fueron un total de 500 jóvenes, los graduados.
Itania Villareal, exdirectora de Rehabilitación Social, explicó; “no hay una capacitación en tiempo real de los guías penitenciarios, no tienen capacitación en técnicas operativas especiales al interior de los centros. No se ha hecho ni un simulacro antimotines desde 2017”.
Se cuestiona la entrevistada: “¿cómo podrían reaccionar frente a un motín o masacre de esta naturaleza que acabamos de vivir?”.
El personal carcelario a más de una capacitación permanente en temas de seguridad debería contar con “un manual de procedimientos internos, con el apoyo de un cuerpo especializado para contingencias y un soporte académico en sicología”.
Hace poco, un guardia llamado Alberto por Diario el Comercio sostuvo, “haberse capacitado en escuelas privadas por cuenta propia”.
Los testimonios del personal de las cárceles, como se menciona en la misma nota, revelan que la única instrucción que han recibido los guías proviene de sus propias iniciativas.
Proceso de selección
Los procesos de selección de guías, antes de la creación de la escuela, eran aparentemente, sencillos. Se solicitaba ser mayor de edad, haber culminado el bachillerato, no poseer antecedentes penales, además de pruebas físicas y académicas.
Ahora se requiere, una instrucción de tercer nivel o tecnológica para acceder y seguir incrementando sus conocimientos, ya en el ejercicio de sus funciones.
Para Villareal, a este tipo de selección, es necesario implementar pruebas integrales de confianza como la prueba “del polígrafo”, la que ayudaría a revelar el nivel de confianza del personal de reclutamiento.