Por Omar Jaén Lynch / @kelme_boy
Periodista
Los guerreros victoriosos primero ganan y después van a la guerra, mientras que los guerreros vencidos primero van a la guerra y después buscan ganar
Sun Tzu
No lo voy a negar, estuvo entretenido. Si bien la elección del cuarto vicepresidente en cuatro años es una señal más del patético nivel de la institucionalidad en Ecuador, la jornada del pasado viernes resultó llamativa. El país espectó en primera fila esa lucha entre grupos de poder, medios de comunicación, bancadas legislativas e, incluso, entre los propios miembros de la “mesa chica” de Carondelet.
Las fichas del Gobierno, de poderosos empresarios y banqueros estaban puestas en María Paula Romo, esa funcionaria adorada por los fachos criollos. Cuando Lenín Moreno envió la terna hace poco más de una semana era casi inevitable la designación de la máxima figura de Ruptura de los 25. Cómo no pensarlo, si en los últimos meses tejió una red de “confianza” con la Asamblea que le garantizaba la elección, caso contrario la Fiscalía estaría en las puertas de los legisladores. Todo parecía cantado, todo estaba libreteado.
Pero vaya que la política es encantadora. En pocos días las cosas fueron cambiando. El fantasma del caso Daniel Mendoza atormenta y respira en la nuca de Romo. Si antes de la detención del asambleísta morenista había sospechas de que la ministra de Gobierno estaba involucrada en repartos, ahora es casi un hecho para muchos, entre ellos la mayoría de los que integran la Asamblea Nacional.
La cereza fue la “revelación” de Ecuavisa la noche del jueves, 24 horas antes de la votación de la terna. Hago énfasis en las comillas porque como lo afirma el consultor Pedro Donoso: todo lo que ocurre en época electoral, incluso en los medios, tiene una intención electoral. No me detendré en profundizar las motivaciones de Ecuavisa en publicar las conversaciones entre Daniel Mendoza y Eliseo Azuero, solo diré que presiento que detrás están un “fotogénico” y su nuevo mentor político.
El que se haya mencionado a Romo en el diálogo entre Mendoza y Azuero tuvo su impacto entre los asambleístas. Y no es que de pronto les llegara una ráfaga de conciencia y ética, sino que apoyar a la ministra ante tremenda bomba periodística resulta demasiado “caretuco”, incluso para nuestros legisladores. A pesar de todo, Moreno salió la tarde del viernes -desde Santa Elena- a lanzar la advertencia: el ministerio de ley también servía. Es decir, al gobierno ya le valía madre cómo, lo importante era que Romo llegue como sea. Legal, sí; ilegítimo, más que nada.
La votación llegó. Para cuando los legisladores analizaron a la primera de la terna, María Paula Romo, era conocido que de Alianza PAIS se había resquebrajado (Ximena Peña había renunciado horas atrás a la coordinación del bloque y aliados). El bochornoso resultado para Romo fue que ni siquiera alcanzó los 38 votos del ala de gobierno. Las 36 voluntades obtenidas fueron una demostración del rechazo en el Poder Legislativo.
El caso de Juan Sebastián Roldán no merece tantas líneas, salvo para remarcar su patética posición en el panorama político nacional. Eso sí, me sorprende que un tipo de esa ralea alcanzara 12 votos.
Y tocó el turno de María Alejandra Muñoz. Muchos pensamos que se venía una votación dividida que llevaría a que el Parlamento no se pronunciara y que permitiría a Romo entrar, fiel a su estilo, por la ventana a la Vicepresidencia. Sin embargo, bloques antagónicos decidieron respaldar a la directora de Aduanas y así dinamitar las intenciones del Gobierno.
De la vergüenza que experimentaron Romo y Roldán no se vuelve, pero inmediatamente salieron sus acólitos en redes a decir que todo fue una “jugada maestra” propia del mismísimo Francis Underwood. Según esta hipótesis, Romo planificó perder y lograr que Muñoz llegue a la Vicepresidencia para que Ruptura siga mandando en Carondelet. Suena estúpido, ¿verdad?, pero es lo que se vio.
Lo cierto es que Romo fue derrotada y de manera pública, a eso se expuso liderando una terna de un Gobierno que no tiene respaldo en ningún sector. Otra lección que nos deja esta elección es que Ruptura de los 25 no es más que un puñado de tuiteras que hacen mucha bulla, pero que cuando debe enfrentarse a los votos (en las urnas o en el pleno) van de papelón en papelón.
Preocupa, eso sí, que tanto Romo como Roldán no dejarán que les quiten el poder obtenido ilegítimamente en el “Morenato”. Las propias huestes de Ruptura se jactan en redes de que usarán a Muñoz para seguir mandando. Aquí un ejemplo de María Rosa Pólit, ferviente cachiporrera de María Paula Romo:
¿Qué dirá Muñoz sobre este tipo de mensajes?, ¿será cierto que será un títere más de un par de improvisados que han asaltado el poder en los últimos años? Veremos si se confirma lo que dicen los de Ruptura o les parará el carro. Veremos aunque, para ser sincero, no tengo mucha fe en que las cosas cambien.
