La Ventana: dos años de disputar el relato de la realidad | Editorial

Es increíble mirar hacia atrás y ver todo el camino que este equipo ha recorrido. Parece increíble que un día, por recomendación de Ivanova Nieto, mi eterna profe de radio, hayamos decidido ponerle la cara al día a día con un noticiero. Este espacio, ya familiar para muchos de ustedes, no la visto fácil: nos hemos peleado entre nosotros porque salga bien, por errores de contenidos, de formas de fondos; lo hemos remodelado con el paso del tiempo, nos ha visto reír con alguna ocurrencia, nos ha visto maldecir la estupidez del poder, nos ha visto llorar de rabia y de impotencia porque no podemos hacer mayor cosa para cambiar eso que tanto criticamos; nos ha visto llorar de dolor ante el dolor ajeno; aunque también de alegría por las alegrías que nos han compartido nuestros oyentes.

Cómo vamos a poder agradecer y mencionar a tantos y tantos que han pasado por estos micrófonos: desde el histórico Evo Morales, ex presidente de Bolivia, pasando por un premio Cervantes como el nicaragüense Sergio Ramírez, un ganador del Pulitzer, como el dominicano Junot Díaz, una medallista olímpica como Neysi Dajomes; hasta las humildes voces de doña Imelda, madre de Marco Otto, asesinado por el Gobierno de Lenin Moreno, o de Gabo Paredes, que en las movilizaciones contra Lasso le dio una lección de humanidad y dignidad a la Policía; o de Alcidez Gutiérrez, cuyo amor a su tía y la búsqueda de sus restos en medio de la pandemia, han desnudado la ignominia e indolencia del Estado, frente a lo único cierto que tenemos: la muerte.

No podría mencionar a todos nuestros invitados, porque llegaríamos al aniversario 3 y no se trata de esto. Siéntase por favor, todos ellos, representados en los que he nombrado, y reciban nuestro cariño y nuestra gratitud.

Por supuesto, con la poquita voz que me dejan los estragos de la enfermedad y la batalla cotidiana por transformar el mundo, quiero agradecer a este equipo de trabajadores, de obreros de la comunicación, que ahora encabeza Gabriela Lizarzaburo, como editora general y que le ha tomado uno pesado testigo a nuestro Juan Carlos Cabezas; a Cristina Llumiquinga, productora de este espacio; a Cristina Cadena, productora del noticiero deportivo. A María Isabel Burbano, esa luz que poco a poco se hace cada vez más refulgente; a Priscila Soriano, que cuida los detalles de nuestra imagen; a Marco Bolaños, mi cómplice ya por más años de los que ambos quisiéramos reconocer; al buen amigo Big, quien con tanto sacrificio se levanta cada mañana a disputar el relato de la realidad y lo hace convencido de que vale la pena; a Eddy Hidalgo que ha tomado sobre sus hombros la conducción de las redes de la radio y a quien tanto le debemos; a Roger Gutierrez, cuya alegría contagiante está detrás de mucho de lo que se ve y suena en Radio La Calle; a Juan Carlos cabezas, en quien he hallado no solo un compañero (en el sentido más subversivo si se quiere de la palabra), sino un hermano que nos entrega su sabiduría y su sensibilidad; sin su luz este espacio no sería ni remotamente lo que es.

A Jaime Jaramillo, por su experiencia puesta al servicio del deporte. A Milton, un batallador incansable de la radio y de la vida; a Mauro, cuyo apoyo es esencial para nosotros. Y a todos quienes son parte de este equipo, como: Manuela Vivanco, Edison Pérez, Oscar, Jaime, Anabel, Pamela, Christian Echeverría, Paola, Maribel, Zuley, Francisco que está en Rusia y nos apoya desde allá.

A quienes pasaron por este espacio aportando su granito de trabajo para engrandecerlo. A todos muchas gracias: Ángeles Cardona, José Alomoto.

Gracias a nuestro público, porque no nos dejan solos. Porque han creído que es importante apoyar este espacio. Nos comprometemos junto a ustedes para seguir luchando para transformar este mundo e intentar dejarlo un poquito mejor de lo que lo hallamos. Gracias porque se han sumado a este ejército que se va, como dice Julian Malatesta, “a cambiar el mundo y al final el mundo sigue ahí como un carrusel frenado, pegado al eje por el óxido, y uno está solo, empujando la rueda de puro terco, mascullando sus recuerdos, lo único real que le queda”.

Gracias por atreverse a pensar diferente y a cuestionarlo todo. Porque si algo hemos aprendido en estos dos años es a cuestionarlo todo, sobre todo a nosotros mismos. Gracias por luchar con nosotros para tener Libertad de pensamiento. Porque, como sostiene el periodista argentino Mariano Moreno, no teniendo libertad de pensamiento se seguirán respetando los absurdos que han consagrado nuestros padres y han autorizado el tiempo y la costumbre.

¡Qué vivan sobre todo ustedes, queridos amigos que hacen La ventana!

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