Apoya a Radio La Calle ($2,00)

La venta del Banco del Pacífico (Opinión)

Ramiro Aguilar Torres

La noticia de la semana, más allá de las candidaturas presidenciales y las alianzas, es la venta del Banco del Pacífico. En efecto, uno de los veedores designados por el Consejo de Participación Ciudadana para seguir el proceso de venta del banco -cuyo accionista único es la Corporación Financiera Nacional-, ha hecho público que el Directorio de la CFN ha resuelto que la información de la venta sea secreta por quince años.

En el directorio de la CFN se expresa la voluntad del gobierno de Lenin Moreno a través de su representante; y de los ministros de Economía y de la Producción. En otras palabras, Lenin Moreno quiere, en los últimos meses de su gobierno, vender el Banco del Pacífico en secreto.

El Banco del Pacífico es un banco privado con accionista público. No es una entidad financiera pública. El matiz de este banco privado es que el dueño de sus acciones es la CFN. ¿Cómo llegó la Corporación Financiera Nacional a ser dueña de un banco privado? La respuesta está en la crisis bancaria de 1999. Para salvar al Banco del Pacífico, el Estado tuvo que poner dinero y a cambio de ese capital inyectado al banco, se incautaron las acciones a los dueños de aquel entonces. Con los años, la destinataria final de aquellas acciones fue la CFN.

¿Por qué no se cerró el Banco del Pacífico en la crisis del 99?

A este banco le salvó el hecho de que era dueño de un banco americano en toda la regla, el Pacific National Bank en los Estados Unidos de Norteamérica. Tener un banco americano era un gran activo que valía la pena conservar; y por ello, el Estado ecuatoriano hizo todo el esfuerzo para que Banco del Pacífico sobreviviera.

El BP salió de la crisis y se convirtió en un banco rentable. Su capital autorizado es de 601 millones de dólares y su capital pagado es de 474 millones de dólares. A este valor hay que sumarle el valor de mercado de un banco posicionado y con una marca muy fuerte. No me atrevo a dar una cantidad; pero antes de la venta, el directorio de la CFN debió pedir una valoración de las acciones del banco que, obviamente, superará cómodamente los seiscientos millones de dólares.

Aquí surge una cuestión interesante desde el punto de vista jurídico. Al ser el Estado ecuatoriano el dueño de las acciones del Banco del Pacífico, estas acciones ¿son o no un bien público? ¿Puede el Estado ser dueño de un bien (acciones) privado? En mi opinión, al ser las acciones del Banco del Pacífico un activo de la Corporación Financiera Nacional, la naturaleza pública de esas acciones ya no estaría en discusión.

Dado el carácter público de las acciones del Banco del Pacífico, no cabe que el directorio de la CFN haya declarado que su venta sea secreta. Toda venta de un bien público debe ser transparente y pública. Y no solo eso, debe ser sometida a la auditoría de la Contraloría General del Estado.

La reserva de ciertas fases del proceso de venta podría justificarse en que la competencia no tenga acceso a información financiera sensible del banco. No obstante, la ciudadanía debe saber ¿en cuánto está avaluado el Banco del Pacífico? ¿Quiénes son los interesados en comprarlo? y ¿Cuánto están dispuestos a pagar por sus acciones? En otras palabras, la información esencial de la venta, debe ser pública.

Frente a la venta del Banco del Pacífico surgen algunas alertas. No sería correcto que se lo vendiera a su valor en libros argumentando que la situación económica del país es un desastre, que en efecto lo es. Entonces viene la pregunta: ¿Es oportuno vender el banco en este momento? Además, con los 800 o 1000 millones (ponga usted la cantidad) que se obtenga, ¿Qué van a hacer Moreno y Martínez? ¿Pagar la deuda? Porque reinvertirlo en el país, dados los antecedentes de ese par, lo veo casi imposible.

Otra alerta que surge, tiene relación con la identidad del posible comprador. Hay dos banqueros en particular muy cercanos políticamente al gobierno. No estaría bien que cualquiera de los dos usara la debilidad del gobierno, y la codicia de sus ministros, para llevarse el Banco delPacífico a precio de remate.

Aquí salta otra alerta. ¿Tiene el gobierno de Moreno la legitimidad para vender activos del Estado a meses de que acabe su gestión y con un nivel de credibilidad y aceptación que es tan bajo que cae en el margen de error de las encuestas?

No existen condiciones para que el gobierno de Moreno venda ningún activo del Estado; mucho menos, un banco rentable. Lamentablemente la desinstitucionalización del país hace que quienes deberían ser los encargados de impedirlo: Asamblea Nacional, Superintendencia de Bancos y Contraloría General del Estado, no estén dispuestos a hacer nada.