Alexis Ponce
El ultra-curuchupismo volvió con las solícitas cámaras de tv y comedidos micrófonos de los medios elitistas, a esgrimir otra vez la falaz muletilla: «¡defendemos Quito!».
¿Será de puro altruismo, o porque saben que se acercan elecciones para alcaldía y ya un montón de curuchupas derechositos, aprovechando la desastrosa implosión en Quito, de PAÍS-Barrera-RC-Moreno-Yunda-pacto ahistórico con PSC, quieren (desde la era del Canguilismo y hoy del Guarderismo), convertir a la capital que un día fue humanista, tolerante, solidaria, culta, amplia, diversa, latinoamericanista, progre, amante de la dignidad, novia de los derechos y madre de la libertad, en segundo bastión institucional de la derecha?
Su primer bastión inamovible en 25 años ha sido Guayaquil que, de ciudad heroica y ejemplar en acontecimientos históricos como los de 1922, 1944, 1959, 1969 y 1979, fue convertida en alcaldía de partido único, un proyecto de poder político de casi propiedad privada y tendencia derechosa, desde hace décadas, hasta el día de hoy.
Parece ser que el ultra-extremo-curuchupismo criollo, que emergió en plena ofensiva de la mundial Derecha Alt, y que en Macondo detesta incluso a la derecha social-cristiana llamándola «pro-correísta», busca ahora revertir Quito en la tristísima y corrompida sede de una nueva hegemonía municipal oligárquica, para convertirla en alcaldía de las peores extremas derechas por las siguientes décadas.
Así que ahora desempolvaron sus tétricas banderas negras de luto y muerte, y convocaron falazmente a «echar abajo» una Amnistía que, les guste o no, es un acto institucional, democrático, constitucional y republicano. Tan hipócritas ellos, que hoy agitan quito-maidanes contra la amnistía para indios y patal’suelo, pero olvidan su aplauso a su auto-amnistía tributaria, su auto-amnistía offshore recientemente impuesta por la inefable Fiscal, y las amnistías cuando son ellos los amnistiados, como Dahik. ???? Link: mi texto de antecedente.
El ultracuruchupismo, convertido casi en elitista y racista «petit-batallón quiteño Azóv de la aldea», clama hoy por venganza, castigo y escarmiento, no sólo contra indios y patal’suelos amnistiados, sino -como es ya costumbre- contra correístas y diferentes. Y, sobre todo, lanzan anatemas incendiarios contra toda la Asamblea Legislativa, contra «la desagradecida que pusieron en el cargo», y la maltrecha pero necesaria democracia.
Cuando recién nomás aprobaron el mamotreto económico en favor de los millonarios, era un legislativo lindo. Pero ahora, por la amnistía para la longueada, es u legislativo de lo peor. Así son los sepulcros blanqueados que ahora lanzan gritos destemplados, marchan con banderas negras y soeces insultos irrepetibles, exigiendo «Que se vayan todos», consigna ciudadana y social que fue nuestra y argentina, desde el año 2001 allá y desde 1997 acá, y que ahora la expropiaron y la esgrimen ellos, los hiper-curuchupas locales, tan ultraderechositos que Trump, Bolsonaro, Milei, Kast y Uribe son amebas al lado de ellos.
Si se dicen «quiteños de bien», hay que recordarles que pusieron nombre igualito al de los violentos grupos de ultraderecha en Medellín y Cali, que se autonombraron «gente de bien», para disparar y despotricar contra las protestas masivas populares del año pasado en toda Colombia.
Espero les provoque risas a mis lectores el recuerdo que acompaña la imagen del año 2007 sacada de mi archivo histórico de la extinta Apdh. Ahí, esa vez, varios «cierra- congresos de hoy», defendían al congreso porque… eran legisladores.
Espero, finalmente, que este recuerdo de luchas dadas, les saque un suspiro por las luchas a dar. Una de ellas urgente y esencial: unirse y constituir un gran acuerdo nacional de diversidades y humanismos por Quito, un pacto histórico por la ciudad donde vivieran Manuela Sáenz, Roberto Andrade, Anita Bermeo, Oswaldo Guayasamín, Nela Martínez, Los «Poetas Decapitados», El ‘Potolo’ Valencia, Jorge Enrique Adoum, Matilde Hidalgo, Germán Núñez, Fausto Vargas Cortés, Juan Pino, Ana de Peralta, Pedro Jorge Vera, Manuela Cañizares, Monseñor Alberto Luna Tobar, Jorge Carrera Andrade, Carlos Andrade Marín, Luz Helena Arismendy, Juana Terrazas, Gustavo Garzón y Manuela Espejo, para labrar una sola -y la mejor- candidatura quiteña de todas las izquierdas generosas, de los centros-centrados, los progresismos honestos, las derechas rectas, los movimientos sociales que todavía queden en pie, los indios, los cholos y los acholados, los negros y los chagras, las artistas y los intelectuales, los migrantes y las bandas de rock, los barrios y las emprendedoras, los pacientes de los hospitales públicos y las sobrevivientes de cáncer o de otras enfermedades catastróficas, crónicas y degenerativas.
Una alternativa digna de Quito, de sus mercados, sus bosques y sus jubilados, no de las ONG’s de élite y las fundaciones ligadas a la ultraderecha seudo ‘libertaria’; una alcaldía digna de la que fue un amanecer entero «Luz de América», un municipio de lo más sensible y lo más humano, que logre vencer a los señoritos y canguiles, a los yundas y guarderistas, a la gente «de bien» arriba y a estas ultraderechas incultas y horribilísimas que no representan, ni les llegan al tobillo, a las derechas rectas de la estirpe del que fuera maestro solidario y noble amigo: Jorge Salvador Lara. Una alcaldía de Quito, digna del Abril de 1978, del 5 de febrero de 1997, del 21 de enero del 2000, del 19 y 20 de Abril del 2005.
La ciudad que con Rumiñahui a la cabeza, en 1534 prefirió ser incendiada totalmente y vuelta en cenizas, a ser sometida, carajo. La ciudad del más bello amanecer de un 10 de agosto, cuando fue la primera en el continente en declarar la independencia del imperio español, la ciudad del más hermoso mediodía de un inolvidable 24 de mayo, cuando Manuelita curaba heridos y carajeaba a los más pintados.
¿Lo harán, lo haremos? ¿Sin rendirse? ¿Lo intentarán al menos?
¿O asistirán, nomás, y bajando los brazos, al triunfo del curuchupismo duro o del curuchupismo light?