Quito, 25 ago (La Calle).- Según una encuesta de la UNICEF, en el Ecuador ocho de cada 10 hogares con niños redujo sus ingresos y están experimentando mayor dificultad para acceder a alimentos nutritivos.
Esta situación de vulnerabilidad de los hogares en situación de pobreza, con niños, niñas o adolescentes, empeoró desde el inicio de la pandemia por la COVID-19.
“La pandemia nos ha hecho retroceder. La pobreza, la desigualdad y el desempleo han aumentado a un ritmo sin precedentes en América Latina y el Caribe. Nos convertimos en la región más golpeada por la pandemia y sus consecuencias”, afirmó la directora Regional de UNICEF, Jean Gough.
La autoridad, que se encuentra de visita oficial en Ecuador, señaló que “es urgente que los hogares más golpeados por la crisis reciban protección. Dijo que los niños, niñas y sus familias deben ser el centro de las estrategias de recuperación”.
Las familias ecuatorianas, en especial aquellas con niños y que ya se encontraban en situación de pobreza antes de la pandemia, se han visto dramáticamente golpeados en su economía, salud, educación y acceso a derechos básicos. Aunque ha pasado más de un año y medio desde que inició la pandemia, en Ecuador la situación sigue empeorando para estas familias.
La situación es crítica
Las interrupciones en los servicios esenciales de salud afectan particularmente a los niños menores de 5 años. El 14% de hogares no cumplió con el esquema de vacunación infantil. Las familias afirman que la principal causa es la falta de vacunas.
Solo 4 de cada 10 hogares con niños menores de 5 años accede a servicios de desarrollo infantil o educación inicial.
Asimismo, 9 de cada 10 hogares con niños y adolescentes, del estrato más bajo, solo pueden acceder a educación a través de un celular. En cambio, en 7 de cada 10 hogares del nivel socioeconómico alto estudian a través de un computador. Los estudiantes de escuelas privadas dedican el doble de horas a recibir clases.
Para continuar la educación a distancia, 5 de cada 10 hogares, especialmente en zonas rurales, necesitan tener internet o mejorar la calidad de la conexión.
Las familias más vulnerables presentan mayor afectación emocional. En 6 de cada 10 hogares con inseguridad alimentaria severa, los niños se han sentido tristes o sin ánimo.
La organización enfatiza en que estas familias requieren apoyo, a través de medidas económicas y sociales, que promuevan el crecimiento equitativo. Afirma que, suponiendo un incremento anual del 2% en los ingresos de los hogares, les tomaría 11 años, a las familias con niñas y adolescentes, salir de la pobreza. Es decir, tres veces más tiempo que a aquellos hogares sin niños.
La UNICEF asegura que la respuesta del Estado, a través de servicios públicos de calidad y gratuitos, que cuenten con financiamiento permanente y el personal necesario, es clave para corregir las asimetrías profundizadas por la crisis.
De igual forma señala que, para ampliar la protección social, su financiamiento requiere de una reforma tributaria progresiva y redistributiva, que garantice una recuperación económica en condiciones de equidad.
También resalta que es fundamental impulsar los ingresos de los hogares apuntalando el empleo formal.
“El bienestar, la educación y el desarrollo de los niños, niñas y adolescentes no pueden seguir en pausa. Solo poniéndolos a ellos y sus familias como prioridad en los esfuerzos de recuperación podremos evitar que el futuro a mediano y largo plazo de nuestros países esté en riesgo”, añadió Jean Gough.