Por: Maribel Cumbal
Quito, 24 may (La Calle). – Al cumplir un año de mandato, el presidente Guillermo Lasso sigue recordando la vacunación contra la COVID 19 como su obra emblématica. Parece que con esta única obra pretende ocultar todos los problemas y deficiencias en el sistema de salud público en el que, hoy por hoy, no existe ni un medicamento básico como el paracetamol.
Pero no es solamente la falta de recursos hospitalarios los que aquejan al sistema sanitario. Siguiendo el ritmo de su antecesor, Lenin Moreno, el presidente Lasso continúa con la política de despidos a profesionales de la salud.
No importó que estuvieran resistiendo en la primera línea de la emergencia sanitaria por el coronavirus. Tampoco, que les ofrecieron estabilidad laboral, a través del artículo 25 de la Ley Humanitaria, posteriormente declarado inconstitucional.
Los despidos en el Gobierno de Lasso
1.825 funcionarios fueron despedidos del Insitituto Ecuatotiano de Seguridad (IESS) afectando, principalmente, al área de salud. En febrero, durante el feriado de Carnaval, hubo 52 despidos en el hospital Carlos Andrade Marín (HCAM). Luego fueron notificados 20 más en el IESS San Francisco.
A finales de marzo, el HCAM desvinculó a 30 médicos residentes que laboraban desde el 2020. Mientras que el Hospital del IESS de Quevedo, en Los Ríos, dispuso la terminación de contratos de 50 médicos, enfermeras y terapistas respiratorios.
Asimismo, 160 profesionales de la salud entre médicos, enfermeras y terapistas, fueron despedidos del Hospital IESS Quito-Sur. Ante esta medida, se convocaron en un plantón para decirle a las autoridades que no quieren reconocimientos sino trabajo.
Y es que tantas condecoraciones resultan inútiles si el Gobierno no puede ofrecer condiciones seguras de trabajo para los galenos. Además, la disminución de personal médico afecta a los usuarios que deben esperar meses para poder obtener un turno y ser atendidos.
Falta de medicamentos
Otro de los problemas que aqueja a los ecuatorianos es la falta de medicamentos. Los pacientes están obligados a comprar fármacos con su propio dinero. Tanto en los hospitales del IESS como en los del Ministerio de Salud, los pacientes deben comprar desde catéteres, agua y hasta papel higiénico.
En el caso de enfermedades catastróficas, como las oncológicas o la hemofilia, la cosa se complica. Los pacientes denuncian que el Ministerio incumplió con la disposición de la Corte Constitucional, que exige a la Cartera de Estado abastecer de medicamentos a los centros hospitalarios.
Los mismos representantes de laboratorios farmacéuticos denunciaron que existe falta de transparencia en la compra de medicamentos. Dicen que las autoridades de salud no publican la información completa sobre los procesos de compra. ¿Cuál es la respuesta del Gobierno? Culpar a anteriores Gobiernos.
Ante las críticas, el Gobierno diseñó un plan de externalización de medicamentos que, supuestamente, contrarrestaría el desabastecimiento de fármacos y evitaría la corrupción en las compras públicas. Sin embargo, dirigentes y activistas sociales señalan que este es el primer paso para privatizar la salud.
El coordinador de la Comisión Nacional Anticorrupción (CNA) Guayas, Ricardo Ramírez, sugirió que el proceso de externalización de farmacias beneficiará al círculo cercano del presidente Guillermo Lasso. Dijo que es un «colosal negociado» para Carlos Cueva, quien fue designado por el mandatario como consejero ad honorem para asesorarlo en políticas públicas contra el COVID-19.
Pero, tenemos vacunas
Cuando se cuestiona al presidente sobre las obras de su primer año, insiste en el plan de vacunación. Asegura que este es un programa sanitario y económico, porque permitió reactivar la economía del país. Sí, la vacunación fue un programa acertado, que cualquier Gobierno debía ejecutarlo. Además, hay que considerar que logró concretarse con el apoyo de las donaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la iniciativa COVAX. Pero creemos que es necesario recordarle al presidente que este no es el único tema que se debe resolver.
Lasso cumplirá un año de mandato y sus acciones ineficientes parecen ser el pan nuestro de cada día. A un año de gobierno, exigimos una salud pública de calidad, ágil y eficiente. Seguimos insistiendo por las medicinas para los pacientes con cáncer. Demandamos los fármacos para los pacientes con hemofilia; que nos atiendan con celeridad y no cuando ya sea demasiado tarde.
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