Por Luis Padilla Charpentier / @luispadillach
Quito, 04 nov (La Calle).- Alerta Spoiler: fuimos a ver la nueva película The Jocker, que catapulta a Joaquin Phoenix a la galería de actores consagrados en el cine mundial y que golpeó profundamente las emociones de los espectadores frente a una obra maestra que sí, es violenta, y; tal como lo apuntó el cineasta Michael Moore en una publicación de Facebook, toda la violencia recae sobre el propio Jocker, un hombre que necesita ayuda y que el sistema capitalista se la niega mostrando, en solo un ejemplo, toda su negligencia.
Exactamente esa es ahora la situación -no de un hombre ecuatoriano- sino de toda una generación que cursa actualmente los diferentes semestres de educación superior pública en nuestro país. Están siendo violentados por un sistema que les relega ejerciendo recortes en los presupuestos de universidades. Es momento de dejar los abstractos y decir que esa reducción significa incapacitar a las universidades, donde estudian nuestros hijos, para contratar maestros, para realizar investigación científica, para readecuar su infraestructura.
Nuevamente hay un recorte. Esta vez cercano al 10% en relación al año anterior, por eso la noche del pasado 31 de octubre fue más que un Halloween para nuestros estudiantes, pues el Ministro de Finanzas, Richard Martínez, presentaba la Proforma del Presupuesto General del Estado 2020. USD 1.326 millones están previstos para asignación de universidades, escuelas superiores y politécnicas.
Voluntad política ausente
La semana pasada, el Gobierno ofreció mediante su proyecto de Ley Económica Urgente, facilitar el pago a los ecuatorianos que retornaron de estudios en el exterior. Habría que averiguar si, en ese mismo sentido, existe voluntad política para robustecer el programa de becas en el extranjero que beneficia enormemente a estudiantes de grupos de alto rendimiento.
La Proforma, cuyo monto es cercano a USD 35.500 millones, contiene rubros para atención médica, salarios, gasto en Policia y Fuerzas Armadas, investigación, entre muchos otros. Apuesta de forma insensata a boicotear nuevas universidades como IKIAM, Universidad Docente de Cuenca o Yachay. Es momento de quitarse las ataduras: fueron universidades creadas para fomentar un futuro de los ecuatorianos que ahí se educan, no para figurar en un escenario político que a pocos importa y que ya han tenido que soportar obstáculos para ejercer su deber, adaptándose a recortes similares en sus presupuestos en el año pasado.
Recuerdo una conversación con la madre de uno de los muchachos que vive y se educa en Urcuquí. Yachay fue para su familia la mejor opción, incluso descartando universidades privadas. El elevado nivel de su planta docente la ubicaba como una universidad de alta categoría, a pesar de los memes que se tejen en torno a este brillante proyecto. Violentarlo, al dejar este año nuevamente a esta universidad – y en general a todas las del país- sin presupuesto para investigación, no es sino un ejercicio de vendetta, una miseria. La Asamblea tiene ahora la responsabilidad de evitar un nuevo incendio en ciudad Gótica.