Por: Edison Pérez / @EdisonPerezz
Nadie cree que los líderes políticos pueden ser tan desatinados, demagogos y oportunistas en tiempos de pandemia. Sin embargo, en la Banana Republic Ecuatoriana, todo es posible. Por ejemplo, uno de los primeros desatinos politiqueros lo protagonizó la Alcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri, el miércoles 18 de marzo, cuando de forma irresponsable ordenó la toma del aeropuerto José Joaquín de Olmedo, con vehículos municipales a fin de impedir el aterrizaje de dos aviones que venían a recoger ciudadanos extranjeros que se encontraban en esa ciudad. Ese hecho nos dejó en ridículo a nivel internacional y tal vez haya consecuencias en un futuro.
Otro infortunio politiquero se hizo evidente cuando la Ministra de Gobierno, María Paula Romo, desautorizó las medidas tomadas por el Alcalde de Quito, Jorge Yunda, a pesar que el mismo Presidente, Lenin Moreno, endilgó la responsabilidad de la toma de decisiones a los gobiernos locales sobre la movilidad en cada una de las ciudades del país. Las desafortunadas intervenciones de la Ministra Romo, ante las decisiones del Alcalde de Quito y de la Alcaldesa de Guayaquil, demostraron un accionar político y discursivo selectivo por parte del Gobierno al momento de enfrentar situaciones complejas.
De igual forma, al Gobierno le pasó factura la inoportuna manera en la que afrontó el cierre de carreteras en las Provincias de Cotopaxi, El Oro y en Baños. En las dos primeras fue muy suave y permisivo, sin embargo, con el Alcalde de Baños el Estado se activó de forma inmediata. ¿Por qué no hicieron lo mismo con los otros dos Alcaldes? ¿Acaso a la Ministra Romo y a la Fiscal Diana Salazar les interesan solo unos casos y otros no? ¿O solo prefieren actuar en los momentos más mediáticos? ¿Será que también están pensando en las próximas elecciones?
A este cúmulo de desatinos se suman las acciones y decisiones demagógicas de algunos personajes políticos del Gobierno.
Por ejemplo, el jueves 30 de marzo el Vicepresidente Otto Sonnenholzner, en compañía del Gobernador del Guayas, Pedro Pablo Duart y el flamante Ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, se tomaban fotos entregando fundas de víveres en barrios marginales de Guayaquil. Al parecer los asesores políticos y comunicacionales del Gobierno no terminan de entender la realidad y la necesidad urgente de la ciudadanía. La gente no quiere fotos y spots políticos marketeros que les vendan un imaginario social, político, económico y de salud inexistente.
Lo que la gente quiere y necesita es que el Estado asuma con responsabilidad, eficiencia y sentido común la Emergencia Sanitaria. No es necesario las fotos y los videos en redes sociales intentando construir un “líder político” en plena crisis. Al parecer se olvidan de lo prioritario y siguen pensando en el proceso electoral del 2021.
Deberían ser más sensatos, cautos e inteligentes. Alguien les debería decir que si no manejan bien esta crisis sanitaria no servirá de nada las fotos y videos entregando fundas de comida con la cara impresa del Presidente Lenin Moreno.
Ya cometieron muchos errores y se empeñan en seguirlo haciendo, ya pagaron la Deuda Externa cuando lo más acertado era no hacerlo, asignar esos recursos al Ministerio de Salud para que los médicos, que hoy son llamados héroes y que antes fueron vilipendiados y despedidos sin el más mínimo temor, puedan atender a los pacientes con coronavirus. De nada servirá el protagonismo mediático si no logran mitigar el número de contagios y fallecidos.
Y como no podía ser de otra manera, el oportunismo perverso de unos cuantos corruptos se hizo presente en tiempos de Pandemia. Los escándalos en el IESS por la compra de mascarillas con sobreprecio y por el contrato publicitario para mejorar la imagen institucional en plena Emergencia Sanitaria vuelve a poner en primer plano la falta de sentido común de los funcionarios de Gobierno. Definitivamente no tienen la capacidad de entender qué es lo prioritario, urgente y necesario en este momento.
Lamentablemente al Gobierno de Lenin Moreno y su equipo de Ministros les quedó grande el traje gubernamental. Y no es una apreciación antojadiza, los porcentajes de los sondeos de opinión corroboran esa triste realidad.
Y como no tener esos bajos porcentajes si este Gobierno se encargó de desbaratar el sistema de servicio público con miles de despidos y de pasó dejó en soletas la institucionalidad del Estado nombrando funcionarios y comisiones ad hoc. Hoy, todos esos despropósitos le pasan factura, a tal punto que en Guayaquil varios actores políticos y económicos decidieron conformar un Comité Privado de Emergencia para suplir el accionar ineficiente del Estado.
Para rematar, un buen día el Presidente del Ecuador, en Cadena Nacional, exige a sus funcionarios que transparenten las cifras de los contagiados y fallecidos por Coronavirus. La presión mediática internacional y en redes sociales obligó al Primer mandatario a tomar esa decisión. Pero ¿Quién ocultaba información? ¿Por qué no querían que los ecuatorianos sepamos la verdad? Algún día lo sabremos, mientras tanto todos los ecuatorianos debemos quedarnos en casa si no queremos correr el riesgo de contagiarnos y vivir en carne propia las desventuras de un sistema de salud público a punto del colapso.