La formación de los uniformados continúa en el ojo de la tormenta tras el femicidio de la abogada, la crisis de seguridad y la participación policial en varios presuntos delitos alrededor del Ecuador.
Quito, 28 sept (La Calle).- Los casos de María Belén B. y Restrepo evidenciaron el falso espíritu del cuerpo de la Policía Nacional, así lo manifestó María Fernanda, hermana de los desaparecidos hermanos Restrepo en 1988.
“Diego Ordoñez dice que las organizaciones de derechos humanos y feministas están desestabilizando la institucionalidad de un país, cuando esa desestabilización ha existido hace mucho tiempo y viene de ellos mismos. ¿De qué estabilidad y de que respeto a la institución me habla? (..) vemos casos de policías formando parte de bandas delictivas, policías activos abriéndose cajeros, robando plata y llevando municiones dentro de las cárceles”, mencionó Fernanda.
La Doctrina Policial de la República del Ecuador señala a la institución como obediente, no deliberante, disciplinada y profesional. No obstante, el carácter no deliberante, que habla sobre la neutralidad política, es puesta en duda. Señaló que el miedo y silencio acompañan a la jerarquización existente en la institución.
“Ser policía es escoger una profesión cuyo fin es el honor de servir a la ciudadanía desde el anonimato cotidiano, sentir dolor cuando nuestros compañeros han caído en cumplimiento de su deber, pero también, es evitar la cadena de impunidad ante la labor de miembros policiales que traicionan nuestros principios y distorsionan su misión”, presenta la Doctrina Policial.
Las tácticas de irresponsabilidad institucional “complicidad y silencio” y la desestabilidad existente, María Fernanda los expone como “de antaño”. Sin embargo, recalcó que los crímenes existentes ayudan a que la sociedad actúe ante este tipo de hechos. Posterior, a no creer en lo primero que muestren las autoridades.