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La pirotécnica gubernamental y las políticas de igualdad de género – Opinión

Consuelo Bowen Manzur
Consuelo Bowen Manzur

En los casi cuatro años de gobierno de Lenín Moreno, las políticas públicas para la inclusión social han sido reemplazadas por acciones de solidaridad, filantropías pirotécnicas, encabezadas por la figura altruista de la primera dama; aquella categoría arcaica que creímos desaparecida, que dirige la benevolencia del Estado hacia “necesitados y pobres”, deshaciendo la conciencia de ciudadanía que habíamos empezado a construir en la última década y que nos permitía exigir derechos e igualdad de condiciones.

Y no se trata solamente de una funcionaria sin responsabilidad pública, ni de un lenguaje conservador; sino de una forma de posicionar la ideología de la filantropía, para no tener que entrar a los espinosos caminos de la reivindicación de la igualdad social. La filantropía o “amor al género humano” se utiliza para referirse a la ayuda que se ofrece al prójimo sin esperar retribución. Los filántropos son las personas u organizaciones que suelen desarrollar proyectos solidarios. 

Las ciudadanas no necesitamos un Estado amoroso, o con ternura, como se denominan algunos de los proyectos de solidaridad del actual gobierno. El Ecuador es un Estado de derechos y justicia social que debe generar políticas públicas; para que todos y todas quienes habitamos en nuestro territorio podamos tener condiciones para desarrollarnos como ser humano.  

Las inexistentes políticas públicas para la igualdad de género

Las políticas públicas para la igualdad de género, que deberían haberse diseñado e implementado desde una perspectiva de inclusión y participación, son ahora inexistentes. La pirotécnica gubernamental intenta crear programas como la Estrategia Nacional de Súper Mujeres Rurales; sin embargo esto no impacta o transforma de manera profunda las graves limitaciones que las mujeres tenemos en zonas rurales. Hay problemas reales como el poco acceso a la propiedad de la tierra o la aún arraigada costumbre de la “tutela marital”.  Debo aclarar que “súper” es parte del nombre y de la mencionada pirotécnica gubernamental.

El Consejo Nacional para la Igualdad de Género, creado por mandato constitucional, junto a otros organismos de la misma naturaleza, ha caído en el olvido. Su presupuesto no rebasa los ochocientos mil dólares; y no cumple con su función de formular, observar y realizar el seguimiento de la aplicación de medidas para la igualdad de género. El Ministerio de Justicia, Derechos Humanos y Cultos desapareció para dar paso, en el extraño ahorro estatal, a la creación de dos entidades con rango ministerial; una de ellas llamada “Secretaría de Derechos Humanos”, que tiene bajo su competencia coordinar el sistema nacional de protección a mujeres víctimas de violencia, que no funciona. Como evidencia tenemos el creciente número de casos de violencia intrafamiliar y femicidios; así como el manejo de los exiguos recursos para la red de casas y centros de atención.

¿Economía violeta?

El 21 de octubre pasado, el gobierno ecuatoriano presentó una iniciativa denominada “La economía violeta (EV)”; esto como parte de las acciones para contribuir a la equidad de género y alcance en derechos de las mujeres, según indicaron algunos medios. Imagino que el color hacía hincapié en la población destinataria, por lo que menos mal y no fue economía rosa. Este programa, de encendido color, en realidad se trata de la amalgama de todo y nada, en relación a autonomía económica de las mujeres y deberá ser implementado en el futuro. Seguimos con la pirotécnica gubernamental.

El falso Plan Toda una Vida

La Secretaría Técnica Plan toda una Vida, presidida por la cónyuge del primer mandatario, con un aroma a INNFA, con sus misiones, incluye la denominada “Misión Mujer”; esta duplicó a los organismos técnicos competentes y concentró lógicamente el presupuesto que debía dirigirse a acciones para “favorecer” a las mujeres. Esta Secretaría tiene a su cargo temas como la erradicación de la violencia, prevención de embarazo a adolescentes e incluso empoderamiento económico de las mujeres. Todo ello responsabilidades de otras entidades con menos fuerza política o recursos. Será interesante conocer al término de estos cuatro años de gobierno sus mayores logros.

No existen avances hacia nuestra igualdad real

Relegar las políticas públicas de igualdad para las mujeres a una entidad manejada por la esposa del presidente, con enfoque altruista, denotó la decisión por parte del actual gobierno de no cambiar en nada la estructura sexista y patriarcal que permite la discriminación hacia nosotras. Significa que el Estado renunció a su obligación de garantizar nuestros derechos en todos sus estamentos; que las mujeres nuevamente somos vistas como “beneficiarias” de determinadas acciones aisladas y no sostenidas, lanzadas como luces pirotécnicas para distraernos de lo fundamental.

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