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La Orquesta Sinfónica Nacional está luto: falleció el maestro Álvaro Manzano

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Quito, 19 feb (La Calle).- Resulta difícil pensar en un nombre más vinculado a la música nacional que el maestro Álvaro Manzano. Su nombre está fijado a la Sinfónica, como su batuta, su frac impecable y esa expresión siempre meditativa que tenía para dirigir.

Quienes lo conocieron siempre lo revelaron como un hombre humilde, de profunda sabiduría, al que le interesaban poco los premios y reconocimientos y sí que los obtuvo en su vida. Hace poco, dos años atrás, se lo reconoció con el Premio Nacional Eugenio Espejo, algo unánime. Fue igualmente premiado en Estados Unidos, Brasil y Finlandia.

Hoy, mediante un comunicado en redes sociales, la Orquesta Sinfónica Nacional anunció este 19 de febrero la muerte de Álvaro Manzano, reconocido músico ambateño.

“La Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador, su personal artístico y administrativo lamentan profundamente el fallecimiento de nuestro director emérito, el ilustre Maestro Álvaro Manzano, nuestros corazones se encuentran consternados ante tan irreparable pérdida humana y artística”.

Además, menciona que “el país ha perdido un referente no solo en el ámbito musical, también como luchador incansable por la excelencia. Nuestro deber es llevar su legado impecable y trabajar por el arte y la cultura con tanto ahínco como nos enseñó”.

En redes se han pronunciado, el ministerio de cultura, y el presidente Lasso. “El fallecimiento del maestro Álvaro Manzano es una gran pérdida para el país. La suya fue una vida consagrada a la música y a la cultura. Nuestro más sentido pésame a sus familiares y seres queridos. Paz en su tumba” escribió el mandatario.

Su vida y legado

Nacido en Ambato en 1955, apasionado por la música deja un legado digno de admirar. Fue director de la Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador durante 17 años. En ese tiempo la orquesta adquirió total profesionalismo; se estrenaron millares de obras, muchas de ellas del más exigente repertorio universal, se dio gran importancia a los compositores nacionales y a los jóvenes talentos, se implantó el Festival anual de Música Contemporánea, además de una serie larga de actividades. 

También se desempeñó como director durante varios años en el ámbito internacional. Dirigió orquestas sinfónicas y de ópera en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Estonia, Guatemala, Honduras, Islandia, México, Paraguay, Perú, República Dominicana, Rusia y Venezuela.  Fue acreedor a innumerables condecoraciones en el país y en el extranjero, entre ellas el Premio Joven Sobresaliente del Mundo (Helsinki, 1991).