Quito, 11 sept (La Calle).- El 11 de septiembre de 1973 empezó una etapa dolorosa para Chile. Una dictadura de 16 años y medio que dinamitó toda expresión contraria a lo actuado por el gobierno militar encabezado por Augusto Pinochet. El arte chileno y sus representantes debieron entonces idear maneras de eludir la represión. Algunos no lo lograron y su voz se apagó para siempre.
Te recuerdo Amanda
La calle mojada
Corriendo a la fábrica
Donde trabajaba Manuel
La sonrisa ancha La lluvia en el pelo No importaba nada Ibas a encontrarte con él Con él, con él, con él, con él, con él Te recuerdo Amanda - Víctor Jara
Tuvieron que pasar 50 años para que los asesinos del cantautor chileno Víctor Jara tuvieran una sentencia en firme y fueran a la prisión. Sus edades oscilan entre los 76 y 82 años. Víctor no logró llegar allí, sólo tenía 41 años cuando lo encerraron, golpearon, torturaron y asesinaron en el Estadio Chile. Tras el golpe, la dictadura prohibió la circulación y el consumo de cantautores considerado como comunistas, es decir, los representantes de la nueva canción chilena. Víctor Jara, Violeta Parra y Quilapayún están en una lista negra, prohibidos en la radio y también prohibido era distribuir sus discos.
Esto no solo limitó el acceso a la cultura sino la manera de ser de la juventud chilena que había creado sus formas alrededor de la música folklórica, la moda, la educación, una sexualidad más abierta y hasta la manera de llevar el cabello y la barba. Características que en la dictadura pinochetista estaban restringidas.
La nueva voz en los 80
Con la represión y las limitaciones apareció la respuesta a las acciones del gobierno. Una ola de bandas chilenas aparecieron en el escenario de los años 80 pregonando su inconformidad por los preceptos de la dictadura chilena.
Uno de esos grupos es Los Prisioneros, quienes en esta canción de 1984 y con el pop/ rock apelan a la figura del cambio de época y llaman a los jóvenes a despertarse y poner en práctica la fuerza del cambio.
Por otra parte, Aparato raro usó el new wave para contar lo que pasaba en su país en una crítica contra los militares golpistas, pero también contra los militantes opositores que mostraban una disconformidad de la juventud con la forma cómo se hacían las cosas.
Otro grupo que surgió en esa década fueron los Pinochet boys, una sátira en referencia a la generación juvenil que tuvo que crecer en dictatura. «Para cualquiera que haya estado haciendo música en los años ochenta era difícil no ser punk, con tanta represión encima», dijo en una entrevista Iván Conejeros, fundador del grupo.
La precarización de la vida
Las letras del nuevo pop chileno no solo atacaban a la represión, también cuestionaban el feroz plan neoliberal que lideraba Pinochet y cómo la brecha entre clases se recrudeció aún más.
Con el uso de la ironía, Los Prisioneros en canciones como Lo estamos pasando muy bien o Muevan las industrias, relataban estos abusos. Un sistema permitía a las personas de clase media-alta y alta darse lujos materiales sin importar que el país estuviera sumido en una crisis de represión que afectaba directamente a sectores vulnerables. A ello se suman las nulas oportunidades que Pinochet dejó para acceder a la Universidad. La educación superior fue gratuita hasta 1981 cuando el régimen decidió permitir la aparición de más universidades privadas y bajar el aporte estatal a las públicas. Esto se escucha en la canción de El baile de los que sobran.
Las expresiones que criticaban a la dictadura y al modelo de vida impuesto a los chilenos dentro de la música siempre se escribieron de manera irónica, metafórica o sin ser demasiado obvias en sus pronunciamientos. Fue una de las estrategias del Nuevo Pop Chileno para evitar la censura a la que se encontraban sometidos por parte del gobierno. (MIB)