La Corte de la Constitucional Puntos Suspensivos… (Opinión)

Hugo Palacios
Hugo Palacios
«El Búho»

Los puntos suspensivos son para que usted complete las palabras que les corresponde a los tiernos jueces de la Corte Constitucional. ¿Qué se sentirá ser un juez constitucional y tener que recibir órdenes del ruedas o de las Cámaras de empresarios o de los banqueros? Ahí están, bien elegantes, bien perfumados, pagando favores a quienes los pusieron en ese cargo. Y por ahí dijeron: “es la mejor Corte Constitucional de la historia”. De la historia de los memes, claro. ¿Un nombre para estos juececillos?: La Corte de la constitucional hijueputez.

Estos esperpentos constitucionales esperaron que nos entretengan con el caso de la influencia psíquica para clavarnos su dictamen. De un solo tajo aprobaron que el Ministerio de Finanzas le robe, sí, le robe 100 millones de dólares a las Universidades Públicas. ¿Cómo le pueden dar la razón al mequetrefe del Richard después de todo el descalabro económico en el que nos metió?

Cien millones significa que miles de estudiantes pobres no ingresen a las universidades. ¿Sabrán lo que eso significa para un país tan inequitativo como el nuestro? Sonrían las universidades privadas, se les inflan los bolsillos. Cien millones significa desvincular cientos de profesores a contrato; merma en la calidad de la educación, precarización a todo nivel. Todo lo que la Constitución prohíbe hacer, estos juececillos de traje importado se lo pasaron por el ángulo sempiterno de su sumisión al poder. ¿Qué significa eso? No sé, pero bien feíto suena.

Un aplauso para Corte de la constitucional hijupuetez. Por ahí dio su visto bueno un juez llamado Ramiro Ávila, docente de la Universidad Andina Simón Bolívar y experto en derechos humanos. ¿Qué le pasó? ¿Lo sorprendieron dormido? ¿Le pusieron escopolamina en su agüita de manzanilla? ¿Quizás le ofrecieron ser Rector, no sé, de la UDLA? ¿Le convencieron que estar en minoría es de loser? Muchos creíamos en él, pero como ahora no se distingue entre buenos y lassos, también dio su brazo a torcer. ¿Qué presiones recibiría el Ramirito? Ya no se sabe si reír o avilar.

¿Ya vieron que las cartas rogándoles clemencia no sirven de nada? ¿Se daría cuenta el señor Rector de la Universidad Central que debe estar encabezando desde hace rato un gran movimiento de rechazo en todos los frentes -sobre todo en las calles- para alzar la voz en nombre de la Universidad Pública? ¿O les enviamos otra cartita diciendo que rechazamos la resolución? Les decimos con bonita letra que no sean malos, que nos están perjudicando, que la vida es dura y demás ternureces por el estilo. Capaz y nos hacen caso.

¿Hasta qué hora habrán celebrado los juececillos su valiente decisión en nombre de la institucionalidad y las finanzas públicas? Seguro que el Richard los abrazó por Zoom e hizo un brindis en su nombre. ¡Salud, corte de la hijueputez!

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