Quito, 09 oct (La Calle). – Si debemos hablar de figuras destacadas en la historia ecuatoriana es imposible que se nos escape el nombre de José Joaquín de Olmedo, personaje importante tanto en la causa independentista como en la naciente República del Ecuador.
José Joaquín Eufrasio de Olmedo y Maruri nació en Guayaquil el 20 de marzo de 1780 en el seno de una familia acomodada. Sus padres fueron el capitán español Miguel Agustín de Olmedo y Troyano; y la guayaquileña Ana Francisca Maruri y Salavarría. Tuvo una hermana llamada Magdalena.
Un gran estudiante
La educación primaria la recibió en su ciudad natal. A los nueve años, su padre lo llevó a Quito para que estudie en el Seminario San Luis, no obstante, pasó al Convictorio de San Fernando, regentado por los frailes dominicos. Allí recibió las primeras nociones de latinidad y gramática castellana. Conoció a José Mejía Lequerica y tuvo como maestro a Eugenio de Santa Cruz y Espejo.
En 1792, regresó a Guayaquil, pero su padre optó por enviarlo a estudiar en Lima. Lo matricularon en el colegio mayor Real Convictorio de San Carlos para estudiar filosofía y matemática. Se licenció en la Universidad de San Marcos en filosofía.
El 15 de junio de 1805 obtuvo el doctorado en Jurisprudencia y pasó a dictar Derecho Civil en el colegio de San Carlos. El 6 de noviembre del mismo año se recibió en práctica y al año siguiente alcanzó el doctorado en ambos derechos Civil y Canónico.
Vida política
De olmedo tuvo una gran participación en las Cortes de Cádiz como diputado por Guayaquil. El 12 de agosto de 1812 pronunció su célebre discurso sobre la abolición de las mitas. Secretario de las Cortes de Cádiz y después miembro y secretario de la Diputación Permanente hasta el 11 de mayo de 1814. En esa fecha el rey de España disolvió las cortes y ordenó apresar a los diputados. Se escondió en Madrid y regresó a Guayaquil en 1816.
En 1820 participó en la independencia de Guayaquil y fue nombrado jefe político. Se puso al frente de la continuación de las revueltas en los cantones cercanos. Los cuarteles militares guayaquileños plegados a la causa independentista aportaron a la insurrección y expulsión de autoridades españolas en Daule, Samborondón y Naranjal los días siguientes al 9 de octubre.
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Entre el 8 y 11 de noviembre se creó una Asamblea Constituyente que finiquitó el proceso de independencia de la República de Guayaquil, siendo José Joaquín de Olmedo su primer presidente.
En un inicio pensó en unirse con Cuenca y Quito, ya liberadas en 1822. Sin embargo, Bolívar anexó las dos ciudades a la Gran Colombia, acción con la que no estaba de acuerdo. Se autoexilió al Perú y allí lograría volver a trabar amistad con el Libertad a quién le escribió «Canto a Bolívar», por la batalla de Junín, uno de sus poemas más famosos.
Primer vicepresidente del Ecuador
Con la muerte de Bolívar y el derrumbe de la Gran Colombia, el 11 de septiembre de 1830 se instaló en Riobamba, una Asamblea Constituyente que definió la Constitución de la República del Ecuador con los territorio de la antigua Real Audiencia de Quito.
Con 14 votos fue elegido primer vicepresidente de la República junto a Juan José Flores como presidente. Poco después renunció por tener que trasladarse a Guayaquil. También ocupó varios cargos en el período presidencial de Vicente Rocafuerte. En 1838 fue el Primer Alcalde de la Municipalidad de Guayaquil, después Gobernador interino de la Provincia.
De Olmedo envejeció de forma prematura a causa de continuos dolores de estómago y estitiquez ocasionados por un cáncer lento. Falleció el 19 de febrero de 1847 a los 66 años. Antes de morir había dicho: «He cumplido, no sin gloria, mi destino».
Poemas
La obra de José joaquín de Olmedo es un reflejo del tiempo que le tocó vivir. La lírica épica de las independencias y grandes batallas que definieron el destino de una América que nacía convulsa y dubitativa.
Entre sus poemas están: Canto a Bolívar; Al General Flores, vencedor en Miñarica; y Alfabeto para un niño. También compuso la letra del himno a Guayaquil. Otros escritos son: Improntu, La Libertad, Canción del 9 de octubre, Canción del 10 de agosto (un antecedente del himno nacional actual) o En la muerte de mi hermana. Un poemario se editó en París, la primera edición salió antes de su muerte. La segunda, en 1953. Muchos de estos libros reposan en la Biblioteca Nacional de España. (MIB)