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Implementar una Unidad de Cuidados Intensivos cuesta sobre los 50.000 dólares

Quito, 26 de abril, (La Calle).– Aunque parezca extraño, el mayor déficit para atender la crisis sanitaria del país no es el personal médico, o de vacunas sino la falta de ideas.  Un ejemplo de esa carencia de ideas es lo que ocurre con las unidades de cuidados intensivos.

El déficit detectado de estas unidades de cuidados intensivos que requieren de una cama, ventilador, monitores, válvulas de infusión y vías conectadas a las arterias del paciente, necesitan de al menos 6 profesionales médicos, entre intensivistas, residentes, enfermeras y asistentes. Ese personal, en la actualidad no existe, sin embargo. pudo haber una solución, así lo informó, Santiago Carrasco, presidente de la Federación Médica Nacional.

“Hace nueve meses pudimos formar a todos los médicos que salían de la rural para que aprendan a trabajar con pacientes COVID. El adiestramiento no tomaría más de 15 días. La idea se la compartió con el Ministerio de Salud, pero no hubo respuesta”. Ese silencio le ha privado al país de contar con 500 intensivistas.

Aparte están las necesidades de infraestructura. Entre camas, monitores, válvulas, oxígeno y otros equipos, el costo de una cama UCI llega a los 50 mil dólares. Un solo día de terapia intensiva para un paciente COVID cuesta en una clínica privada entre 1.500 y 10.000 dólares, “con estas cifras se puede hacer un cálculo, además, de cuánto le cuesta esta pandemia al Estado”, concluye Carrasco.

Faltan brigadas médicas

Otro especialista, Marcelo Aguilar, sostiene que el país tiene un déficit de 3.000 camas UCI. “DE acuerdo a promedios internacionales debemos tener 4.500 camas UCI y actualmente no llegamos a las 1.500”, sostiene Aguilar. Aparte de este déficit, señala el médico, está la falta de brigadas de vigilancia epidemiológica, que deberían circular vacunados por barrios de todo el país “barriendo” la presencia del virus.

“Estas brigadas pueden detectar las distintas poblaciones de virus que ya están circulando en el país, pero no tenemos nada de eso”.

David González, enfermero del Pablo Arturo Suárez, sostuvo que se requiere experiencia para manejar una unidad de cuidados intensivo. “Un personal salido de la rural no puede llegar a una UCI, se maneja medicación de algo riesgo, se debe saber interpretar cada señal, si hasta el sonido del respirador nos dice algo”.

En la actualidad más de 400 personas esperan una cama UCI. Y seguimos sin ideas.