La inteligencia artificial (IA) es una de las tecnologías más interesantes y revolucionarias de nuestra época. El Chat GPT es una de las aplicaciones más impresionantes y reconocidas de la inteligencia artificial, pues en poco tiempo ha logrado obtener más de 100 millones de usuarios. Esta tecnología tiene la capacidad de escribir textos de forma autónoma, creando ensayos, poemas, discursos, cuentos y más con una facilidad sorprendente. Sin embargo, el impacto de esta tecnología en la sociedad ha sido objeto de discusión.
En primer lugar, hay preocupaciones sobre su impacto en el mercado laboral. El Chat GPT podría poner en peligro la existencia de ciertas profesiones, como programadores, contadores, personal de servicio al cliente, periodistas, escritores técnicos y oficinistas, entre otros. La tecnología puede incluso amenazar la existencia de la enseñanza y la divulgación de la filosofía. Si bien se espera que la tecnología suplemente en lugar de reemplazar completamente a los humanos en estas áreas, el avance tecnológico puede representar una amenaza significativa en el futuro cercano.
Por otro lado, la tecnología también puede ser utilizada para fines nefastos, desde la creación de noticias falsas, pasando por la creación de códigos para vulnerar sistemas bancarios, hasta el plagio en el entorno educativo. En esto último se centra este artículo: los estudiantes pueden usar el Chat GPT para elaborar sus trabajos y ensayos, lo que puede llevar a un aumento significativo en el plagio. Si bien esto no es un problema nuevo, la tecnología hace que sea mucho más fácil para los estudiantes copiar y pegar el trabajo de otros.
La IA y la tecnología: una herramienta en nuestras manos para bien o para mal
Aunque el Chat GPT ha sido probado en el ámbito de la filosofía, los resultados han sido aceptables, mas no impresionantes. La tecnología genera respuestas a través de un análisis estadístico de millones de documentos en Internet. Aunque las respuestas son originales y no son copiadas de otros escritos, su nivel puede ser comparado con el de un buen estudiante universitario, ni los mejores ni los peores.
A pesar de estos desafíos, la tecnología detrás del Chat GPT también puede tener aplicaciones muy útiles en la sociedad, como el diagnóstico médico y otros campos que manejan grandes cantidades de datos. Durante décadas hemos transferido nuestra capacidad de hacer cálculos matemáticos a la calculadora y dejado que los correctores de ortografía en programas como Microsoft se encarguen de deletrear por nosotros.
Durante años hemos dejado incluso que la tecnología decida por nosotros. La pregunta ahora es: ¿hasta dónde estamos dispuestos a entregar nuestra capacidad de escritura a una máquina? ¿hasta dónde estamos dispuestos a entregar nuestra vida en su totalidad a la tecnología?
La inteligencia artificial y la tecnología en general son herramientas poderosas que pueden utilizarse para el bien o para el mal, y somos nosotros quienes tenemos la responsabilidad de decidir cómo las utilizamos. Podemos aprovechar su potencial para investigar a fondo cómo mejorar nuestra realidad o dejarnos arrastrar más profundamente en la caverna de la ignorancia. A pesar de que las élites han utilizado algoritmos para decidir qué vemos en las redes sociales, si aprendemos a dominar la IA, podremos decidir qué aprender y cómo percibir nuestra nueva realidad. La clave está en utilizar estas herramientas con creatividad, criticidad y curiosidad, para lograr una sociedad más informada y libre.
La IA: ¿La llave para la libertad o una prisión más sofisticada?
La alegoría de la caverna de Platón nos invita a cuestionar nuestra percepción de la realidad y a buscar la verdad más allá de las sombras que nos rodean. En la actualidad, la Inteligencia Artificial se ha convertido en una herramienta cada vez más común para procesar información y tomar decisiones, lo que plantea la pregunta: ¿La IA nos ayudará a liberarnos de las cadenas de la ignorancia, o simplemente proyectará más sombras para mantenernos esclavizados?
La IA tiene el potencial de revolucionar la forma en que aprendemos. Puede personalizar la educación para adaptarse a las necesidades individuales de los estudiantes, permitiendo a los maestros centrarse en el desarrollo de habilidades más allá de la simple memorización. Sin embargo, también puede llevar a una educación homogénea y a la automatización de la enseñanza, reduciendo la interacción humana y el pensamiento crítico.
La IA y su relación con la filosofía
La filosofía es la disciplina que nos enseña a cuestionar la realidad y a buscar la verdad más allá de las sombras. La IA puede ayudarnos a procesar y analizar grandes cantidades de información, pero es nuestra capacidad de reflexionar, de cuestionar y de crear nuevas preguntas lo que nos permite avanzar. Si permitimos que la IA tome todas las decisiones por nosotros, nos convertiremos en meros espectadores de nuestro propio destino, perdiendo nuestra capacidad de reflexión crítica y creativa.
La IA también plantea un desafío para la academia. Como la tecnología se desarrolla a un ritmo cada vez más rápido, el sistema educativo debe adaptarse para preparar a los estudiantes para el futuro. Se debe enseñar a los estudiantes a trabajar en colaboración con la Inteligencia Artificial, a utilizarla de manera responsable y ética, y a comprender sus limitaciones y posibles consecuencias. Si no lo hacemos, corremos el riesgo de perpetuar la ignorancia y la exclusión digital.
La IA y la responsabilidad individual
En última instancia, es nuestra responsabilidad individual decidir cómo utilizamos la IA. Podemos utilizarla para automatizar tareas y liberarnos de trabajos tediosos, o podemos utilizarla para mejorar la vida de las personas y resolver problemas sociales. Pero si no somos conscientes de su impacto y no la utilizamos de manera responsable, podemos estar creando nuevas sombras en la caverna que nos mantienen atrapados en la ignorancia.
Finalmente, se puede decir que la IA es una herramienta poderosa que puede ser tanto liberadora como opresora, dependiendo de cómo la utilicemos. Si queremos avanzar como sociedad, debemos utilizarla para complementar nuestra capacidad de reflexión y de creación, en lugar de reemplazarla. La filosofía nos enseña a cuestionar y a buscar la verdad, y la IA puede ayudarnos a encontrarla, siempre y cuando sigamos siendo los arquitectos de nuestro propio destino. (DP)