Por: Alexis Ponce /defensor de DD.HH.
Los indiscretos «consensos» de la nada encantadora burguesía ecuatorial
«La noche de la burguesía», del año 1928, la pintó un joven Diego Rivera, inmortalizando así, como si fuese esperpento y no clase social, a la élite dominante de la época.
Le viene bien este recuerdo trascendente del muralismo latinoamericano, a la renacida ‘momia privatizadora’ del llamado «grupo de la Hacienda Cusín», creado en la década de los ’90 por algunos de los mismos que firman este necio alarido de dinosaurio, para apuntalar, en las grises etapas Sixto, Mahuad, y Noboa, las privatizaciones de las áreas estratégicas del Estado (petróleo, telefónicas, luz), así como la salud, el seguro social, y vendidos a través de la mercadotecnia mediática de la familia Mantilla de Acquaviva, como «consensos» pero en favor de la muy ideológica discursiva fiscalista de nuestra aldeana élite dominante, con el apoyo y la firma de algunos despistados de la época.
Es decidor que no haya una sola referencia a los paraísos fiscales y a las riquezas offshore. Y que no aluda, en ninguna parte del pronunciamiento, a la urgencia de establecer impuestos reales a las millonarias ganancias de los más millonarios. Es decidor que, en plena pandemia, mientras Alemania, EEUU, China, Francia, Canadá, Nueva Zelanda y otras naciones menos feudales, coinciden en que debe protegerse y ampliarse al Estado y al Sector Público para salvaguardar a los más vulnerables, los más enfermos y los más débiles de las sociedades, haciendo que los megamillonarios paguen más.
Acá, en la aldea, tan actuales e innovadoras como las momias de Guanajuato, vuelven a esgrimirse las mismas tesis de 1982 (Hurtado), 1994 (Sixto), 1999 (Mahuad), y 2002 (Noboa).
Los mismos apellidos rimbombantes, queriendo arrastrar a la muchedumbre a apoyar sus viejas y mañosas propuestas. NO son ni siquiera programas de derechas modernas (tipo Merkel o Biden), sino recetas de añejas ultraderechas hacendales.
¿Y algunas gentes del feminismo criollo se prestan para ello?
Rocío Rosero,
Martha Roldós,
Jéssica Jaramillo:
¿cómo es posible que apuntalen el recetario fiscalista del Capitalismo Neandertal en la parroquia, con su firma y con sus nombres?
Mi saludo respetuoso a quienes, invitados por estos neo 4 -Pelagatos, decidieron no acudir a la hacienda de «los consensos» verticales, ni prestarse para la nueva pero tan vieja tesis neoliberal hacendaria. Solo faltaron el «eximio» Santiago Gangotena y el quiteñazo boy de «La Posta».
Diego Rivera los retrató muy bien y los inmortalizó en los lejanos años ’20. En su pintura «La noche de la burguesía».
Ni un solo grupo social organizado relevante, estuvo en la hacienda de los ‘consensos’, al estilo principados coloniales. O, mejor dicho, «los delegados de los trabajadores» sí estuvieron: los trabajadores de la hacienda que les servirían sabrosos canapés y bocaditos para los Bilderberg criollos.
Consensos sí pero sobre la base de programas humanos, no al servicio de la ‘ética offshore’.