Quito, 21 dic (La Calle).- Los niños, de entre 11 y 15 años, fueron vistos por última vez el pasado 8 de diciembre, cuando acudieron a jugar fútbol en terrenos cercanos al Mall del Sur. Un grupo de militares estaría involucrado en su desaparición.
Los menores desaparecidos son Josué e Ismael Arroyo, hermanos de 14 y 15 años; Saúl Arboleda, de 15 años, y Steven Medina, de 11. Todos eran vecinos del barrio Las Malvinas, un sector empobrecido de Guayaquil. Según sus familias, los niños no tenían vínculos con bandas criminales ni antecedentes de comportamientos delictivos. Por el contrario, destacan su amor por el deporte y su participación en torneos interbarriales, donde habían obtenido medallas.
Relato de los hechos
Según la denuncia presentada por Luis Arroyo, padre de los hermanos Josué e Ismael, hombres vestidos con uniformes militares y portando armas de fuego habrían irrumpido en la zona y disparado al aire antes de llevarse a los menores en una camioneta. Posteriormente, la familia recibió un mensaje que los dirigía a Taura, una parroquia de Naranjal donde opera una base militar.
Luis Arroyo logró hablar con uno de sus hijos antes de que el contacto se cortara. Según el testimonio del menor, los secuestradores, que presuntamente eran militares, los golpearon, los despojaron de su ropa y los abandonaron en esa zona. Sin embargo, tras informar a la Policía, los padres recibieron una segunda llamada en la que se les advirtió que «la mafia» se había llevado a los niños y que no debían involucrar a las autoridades. Desde entonces, no han vuelto a tener noticias.
Investigación en curso
El caso ha sido asumido por la Fiscalía y la Unidad Antisecuestros y Extorsión (Unase). Según una fuente policial, las autoridades investigan a miembros de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE) involucrado en el operativo. Aunque no hay confirmaciones oficiales, al menos ocho militares habrían sido llamados a rendir su versión. Uno de ellos asistió personalmente, mientras que otro envió a su abogado.
En los supuestos testimonios recogidos por la Fiscalía, algunos militares habrían admitido que retuvieron a los menores bajo la sospecha de que estaban cometiendo robos, pero que posteriormente los dejaron abandonados en Taura. Las autoridades investigan posibles actos de extralimitación de la fuerza.
Clamor de las familias
Mientras las investigaciones avanzan lentamente, las familias de los niños desaparecidos continúan exigiendo respuestas. Este 19 de diciembre, realizaron un plantón en la sede de la Fiscalía del Guayas, donde expresaron su angustia e indignación.
Luis Arroyo, padre de los hermanos Josué e Ismael, declaró entre lágrimas: «Esto ya se está saliendo de control. Ya son 12 días y no sé nada de mis hijos. Usted no sabe cómo yo me siento, el vacío que tengo dentro».
Por su parte, la madre de los niños expresó en un video: «Quiero que mis hijos vengan, que me digan: ‘Mamá, sírveme la comida, tengo hambre’. Estoy cansada de que la gente me pregunte qué pasó; no sé qué decir, porque no sé nada de ellos».
Sin respuestas claras
A pesar de los esfuerzos de las familias y las unidades especializadas como la Unase, Dinapen y Desaparecidos, aún no hay pistas claras sobre el paradero de los niños. La falta de información ha generado un clima de incertidumbre y desconfianza en la comunidad, que exige justicia y celeridad en el esclarecimiento del caso.
El caso de los menores desaparecidos en Las Malvinas pone nuevamente en evidencia los desafíos de seguridad y la vulnerabilidad de las familias en los sectores más empobrecidos de Guayaquil, una ciudad marcada por altos índices de violencia y criminalidad.