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Grandes genios – capítulo III: Federico García Lorca

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Por: María Isabel Burbano – @rizossalvajes

"Poesía es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse, y que forman algo así como un misterio"

Federico García Lorca bien podría ser un desdichado, por las acciones que supusieron el final de su vida. Un disparo durante la madrugada en medio del camino de Víznar a Alfacar en su amada Granada o el calvario de no poder vivir su sexualidad y el amor de forma transparente. Sin embargo, la evolución de su escritura, que ocupa dos etapas claras e importantes, muestra a un talentoso poeta y dramaturgo que logró conectar las costumbres y el retrato de la vieja España con las vanguardias que se abrían paso durante el siglo XX. Por eso, García Lorca se convierte en un indispensable para los lectores.

Los inicios

Federico del Sagrado Corazón de Jesús García Lorca nació el 5 de junio de 1898 en Fuente Vaqueros en Granada. Su padre, Federico García Rodríguez era un prospero labrador, mayormente por la remolacha de azúcar. El poeta fue el hijo mayor del segundo matrimonio de su padre con Vicenta Lorca Romero. Su biógrafo, Ian Gibson lo describe como un niño vivaz, creativo, observador, ocurrente y con un físico no tan ágil al tener los pies planos.

Crece con la influencia de sus familiares; amantes de la naturaleza, la música y el arte de la región. Varios de sus amigos en su infancia eran gitanos, Fuente Vaqueros albergaba a un importante número de esta población. Declaraba en 1934.

Amo a la tierra. Me siento ligado a ella en todas mis emociones. Mis más lejanos recuerdos de niño tienen sabor de tierra. La tierra, el campo, han hecho grandes cosas en mi vida. Los bichos de la tierra, los animales, las gentes campesinas, tienen sugestiones que llegan a muy pocos. Yo las capto ahora con el mismo espíritu de mis años infantiles. De lo contrario, no habría podido escribir Bodas de sangre […] Mis primeras emociones están ligadas a la tierra y a los trabajos del campo.

Esa infancia campestre se verá interrumpida en 1909 cuando, pensando en la educación de sus hijos, el matrimonio García Lorca y sus vástagos se mudan a Granada. En los primeros años del siglo XX, Granada despierta de un largo letargo económico y social debido al auge de la remolacha de azúcar, ya que al independizarse Cuba de España, la producción azucarera se dirigió al interior del país.

Un joven Lorca tenía habilidades para el piano, por lo que sus padres consiguieron un profesor para que continúe desarrollando sus habilidades, termina el bachillerato y sueña con el Conservatorio de París, sin embargo, al morir su profesor, deciden cortar todo sueño musical. Lo envían a la Universidad de Granada a estudiar Filosofía y Derechos. Dos profesores serán importantes en esta etapa. Fernando de los Ríos que enseñaba derecho político y Martín Domínguez, el de Teoría de las Artes y la literatura.

Lorca decía que ser de Granada lo inclinaba “a la comprensión simpática de los perseguidos. Del gitano, del negro, del judío…, del morisco, que todos llevamos dentro”. Sus primeros escritos aparecen en 1918, poemas que muestran una gran influencia de Rubén Darío.

Estadía en Madrid

La Universidad de Granada no era suficiente para explorar su talento poético, por lo que sus padres le permiten trasladarse a Madrid. En 1919 se hospeda en la residencia de estudiantes, donde hará amistad con Luis Buñuel, Salvador Dalí y José Bello, por nombrar a algunos. En la capital, Federico se inmiscuye en lecturas y sesiones folclóricas. Para 1922 participa en el Festival de Cante Jondo (canción profunda). En Poema del Cante Jondo aparecerá ya la primera voz de lo que se convertirá en Romancero Gitano. Lorca encontraba de gran interés no solo la estructura musical sino también las letras. Termina derecho, pero nunca lo ejerce.

1928 es el año de publicación del Romancero Gitano. La obra reúne dieciocho romances con temas como la noche, la muerte, el cielo, la luna. Todos unidos por la cultura gitana. El poemario da cuenta de la persecución al pueblo gitano por parte de la autoridad, además de tomar estas raíces populares para poner en relieve a Andalucía y los gitanos que la habitan.

 Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas.

Romance sonámbulo – Federico García Lorca

Con la publicación de este libro se le colocó durante un buen tiempo la etiqueta de gitanismo. “Los gitanos son un tema y nada más”, declaró en su momento. A pesar de ello, los romances muestra el profundo interés del poeta por este pueblo y la capacidad de tomar la poesía popular y colocarla en un espacio de discusión literaria moderna y vanguardista.

En 1929 sale por primera vez de España junto a su profesor Fernando de los Ríos rumbo a Nueva York. Le sorprenderá la vida frenética, los edificios, el movimiento en Manhattan, pero no comulgará con esa forma de vida. Parte después a Cuba para dictar una serie de conferencias. En esos viajes escribe el poemario Un poeta en Nueva York y la obra de teatro El público, la primera de su etapa de “teatro imposible” donde aborda el erotismo y la homosexualidad reprimida. La segunda de este grupo es Así pasen cinco años, inmortalizado en un disco por el cantante flamenco Camarón de la Isla y la tercera es La comedia sin título.

Últimos años y muerte

Durante la llegada del a República, García Lorca se identifica con los ideales del nuevo gobierno y es designado como director del teatro estudiantil La Barraca para llevar obras clásicas a los pueblos. De 1931 a 1936 son los cinco años de mayor actividad literaria del escritor. Con el éxito de la puesta en escena de La zapatera prodigiosa en 1930 se abrió el camino para obras auténticas que era viables económicamente y le dieron la posibilidad de independizarse.

Bodas de sangre (1933), Yerma (1934), Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores (1935) y La casa de Bernarda Alba (1936) fueron las obras de ese último período, destacando La Casa de Bernarda Alba por su semblanza de los valores y costumbres antiguas en España que se negaban a morir en la figura de Bernarda, también mostraba la fuerza femenina frente a la adversidad.

Perseguido por actividades comunistas y por su homosexualidad, el poeta decidió mantenerse en Granada y aunque se escondió, los soldados lo encontraron y lo tomaron prisionero. Sus restos permanecen desaparecidos, en una fosa común perdida yacen los restos de uno de los más destacados poetas del siglo XX.

Aquí se hace lo que yo mando. Ya no puedes ir con el cuento a tu padre. Hilo y aguja para las hembras. Látigo y mula para el varón. Eso tiene la gente que nace con posibles.

La casa de Bernarda Alba – Federico García Lorca