Por: Juan Carlos Cabezas / @liberjuan
Entrevista a la economista e investigadora Gabriela Montalvo, Considera indispensable que lleguen los fondos del FMI para paliar la crisis, según anunció el gobierno tras el pago realizado este mes de marzo a los tenedores de bonos. Los gestores culturales tienen un rol vital en este periodo, que la sociedad soslaya.
¿Cómo enfrenta esta cuarentena?
Estoy tranquila, pero a la vez muy preocupada. Con mi esposo, también economista, vemos que no se vislumbra ninguna acción clara en términos económicos. Nos falta un horizonte que nos brinde calma. Otros países ya han tomado acciones; acá, en cambio, no se hace ningún anuncio: las pérdidas económicas llegarán a un nivel nunca antes visto. Perderemos de 3 a 7 puntos del Producto Interno Bruto, dependiendo de las acciones que se tomen para enfrentar el panorama económico que viene con esta situación de emergencia. Para hacer una comparación, durante la crisis de 1999 perdimos 4.7 puntos del PIB. Eso significa una gran caída de la producción y el empleo y, por tanto, del nivel de vida de la población. Deberían llegar ya los dos mil millones de dólares correspondientes al pago de 325 millones por los bonos 2020. Se necesita muchos más recursos claro, quizás 9 u 11 mil millones de dólares, pero si no llegan esos dos mil millones, sería un asunto de “lesa humanidad”. Aún no comprendemos la magnitud de esta catástrofe, estamos a las puertas de un empobrecimiento generalizado y el Estado tiene que impedirlo. Si la gente tiene hambre va a encontrar la forma de satisfacer sus necesidades.
¿Qué rol ha tenido la cultura en esta crisis sanitaria?
La gente se sostiene en buena parte gracias a los productos culturales. Soportamos el confinamiento con: lecturas, música, series o contenidos para el celular. Todo lo que hacemos de manera virtual, implica que estamos consumiendo y produciendo contenidos audiovisuales para comunicarnos, trabajar y apoyar las tareas de nuestros hijos. Tenemos una mayor relación con lo audiovisual y lo creativo. Además, seguro serán los artistas quienes compongan o produzcan la memoria de esta cuarentena. No obstante, mucha gente cree que esas actividades “no requieren de ningún pago”. Piensan que la cultura y el arte son superfluos, que el artista es la última persona a la que el Estado debería atender.
¿De dónde proviene esa percepción?
Las raíces se encuentran en la misma “modernidad” que divide todo entre temas productivos e improductivos. Hay un enorme desprecio de lo improductivo en términos de mercado. Solemos exaltar el arte, lo maravilloso de un concierto, de un cuadro, pues nos llena “el alma”, pero nos resistimos a asociarlo a un valor objetivo o a un pago monetario. Todos los contenidos culturales y simbólicos necesitan que el autor o autora se alimente y cuente con insumos, etc.. El arte es una actividad, un trabajo que desarrollan miles de personas que merecen un reconocimiento, sin restar la obvia prioridad temporal que en este momento tiene la atención a la emergencia sanitaria.
Quizá, no era momento para una propuesta como la que hizo el Ministerio de Cultura y Patrimonio…
No pienso igual. Existen personas necesitadas en todos los sectores. Probablemente no era la mejor medida, pero lo grave fue constatar la reacción ciudadana frente a una iniciativa para apoyar en algo la situación crítica de la gente que trabaja en el sector artístico y cultural. Lo importante es preguntarnos, ¿qué hace el Estado para proteger a la cultura?