Quito, 9 feb (La Calle).- Tras el rotundo fracaso del «SÍ» en la consulta popular, el presidente Guillermo Lasso solicitó la renuncia de Francisco Jiménez del Ministerio de Gobierno.
La titularidad de la cartera de Estado será asumida por el ahora exsocialcristiano Henry Cucalón. La posesión formal del nuevo ministro será a las 17:00 de este jueves 9 de febrero, en el Palacio de Carondelet, según la Secretaría de Comunicación de la Presidencia.
El referéndum del 5 de febrero fue la prueba de fuego de Francisco Jiménez como el «gran negociador» del régimen de Guillermo Lasso. Sin embargo, el pueblo ecuatoriano le dijo «NO» expresando su gran rechazo hacia el Gobierno Nacional sin haber cumplido los dos años en el poder.
Henry Cucalón, el nuevo ministro
Henry Eduardo Cucalón Camacho fue secretario general de la Procuraduría General del Estado desde 1998 hasta el 2002. Dejó su anterior cargo para asumir la Secretaría Municipal de Guayaquil , hasta 2012. Además, fue elegido como Director del partido Madera de Guerrero en el 2016. También fue el encargado de capacitar a los jóvenes líderes en lo que se llamó “La Cantera de la 6”.
En el 2013, llegó a la Asamblea Nacional desde el Partido Social Cristiano- Madera de Guerrero (PSC-MG), duró ocho años de gestión en el cargo de legislador. Al culminar su período, se alejó por un tiempo de la política.
Sin embargo, al inicio del mandato del presidente, Guillermo Lasso fue propuesto como Gobernador del Guayas. Pero tras la ruptura entre el PSC y CREO se fueron abajo los acuerdos políticos pactados por ambos partidos.
Es abogado de profesión, graduado en la Universidad Internacional SEK de Quito. Tiene una maestría en Derecho Administrativo otorgada por la Universidad Católica.
La renuncia de Jiménez
El exministro Jiménez expuso su carta de renuncia en Twitter y le deseó «fuerza y éxitos» a su sucesor. En el documento resaltó que cuando asumió el cargo recibió un escenario que no era el que necesitaba el país. Según el exfuncionario, la anterior administración rompió los puentes con varios actores y sectores políticos, lo cual fue difícil de «reconstruir».
«No es fácil dirigir un país donde los adversarios políticos siempre esperan agazapados para asestar un golpe, con herramientas que frecuentemente no son legítimas, señaló.