Quito, 11 jul (La Calle).- La actriz estadounidense Shelley Duval falleció por complicaciones de la diabetes que padecía a los 75 años en su casa de Blanco, Texas. Su compañero de vida, el actor y músico Dan Gilroy dio la noticia.
«Mi querida, dulce y maravillosa compañera y amiga nos ha dejado. Ha sufrido demasiado últimamente, ahora es libre. Vuela alto, hermosa Shelley», dijo a la prensa.
Duval en el cine
Shelley Alexis Duvall nació el 7 de julio de 1949 en Fort Worth, Texas. Hija de Bob, un subastador de ganado convertido en abogado, y Bobbie, una agente inmobiliaria. Se interesó inicialmente en la investigación científica, pero la descubrieron los miembros del equipo de Robert Altman mientras asistía a South Texas Junior College en Houston, lo que cambiaría su rumbo de vida al cine.
Su debut en la pantalla grande llegó con la película Volar es para los pájaros (1970), una comedia negra dirigida por Altman. Esta colaboración fue el inicio de una fructífera relación profesional con el famoso cineasta, quien también la seleccionó para papeles en Los vividores (McCabe & Mrs. Miller,1971), Los delincuentes (1974) y Nashville (1975).
Uno de los mejores trabajos de su carrera fue 3 mujeres, otra colaboración con Altman que le valió el premio a Mejor actriz en el Festival de Cine de Cannes y una nominación al BAFTA. En este drama psicológico, Duvall interpretó a Millie Lamoureaux, una carismática trabajadora de un spa en una compleja interacción con otras dos damas de personalidades disímiles.
En 1977, Shelley apareció como una periodista de Rolling Stone en el largometraje Annie Hall de Woody Allen, donde conoció al músico Paul Simon, con quien mantuvo una relación de dos años.
Tres años después, Duvall se convirtió en Olivia Olivo en la adaptación de Popeye dirigida por Altman. Un filme en el que compartió escenas con Robin Williams. La película ahora acumula reseñas mixtas, pero en su momento los críticos fueron implacables con su desarrollo.
El Resplandor
Pero el papel por el que más se recuerda a Shelley, y el más exigente emocionalmente para ella, fue el de Wendy Torrance en El resplandor (1980), la adaptación cinematográfica de la novela de Stephen King dirigida por Stanley Kubrick.
En varias entrevistas, la actriz describió que trabajar con el riguroso cineasta fue arduo. Él pedía repetir las tomas de forma incansable y con una intensidad emocional muy alta debido a la historia. Su personaje además representaba la desesperación y el terror por el comportamiento de su marido.
La icónica escena del bate de béisbol fue repetida más de 100 veces en el rodaje, lo que estableció un récord Guinness por la mayor cantidad de tomas de una escena con diálogo. Duvall admitió que esta experiencia fue una de las más extenuantes.
“Después de un tiempo, tu cuerpo se rebela. Dice: ‘Deja de hacerme esto. No quiero llorar todos los días’”, recordó Duvall en conversación con The Hollywood Reporter en 2021. “A veces, solo ese pensamiento me hacía llorar. Despertarme un lunes por la mañana muy temprano y darme cuenta de que tenía que llorar todo el día porque estaba programado así… Simplemente comenzaba a sollozar”.
Fuente: Infobae