por Soledad Buendía Herdoíza
Editorial de la Mitad del mundo a la tierra Azteca
La literatura ecuatoriana guarda en su seno una figura inmortal, una pluma que ha dejado una huella en la historia de las letras del país: Eugenia Viteri, escritora, feminista y defensora de los derechos de las mujeres, es y será inspiración para muchas personas que tuvimos el honor de conocerla, aprender de ella y disfrutar de sus obras. Ante su partida terrenal, merece ser recordarda con la fuerza con la que vivió y defendió sus principios.
La vida de Eugenia Viteri estuvo marcada por una pasión inquebrantable desde temprana edad. Su incursión en el mundo de las letras comenzó en la Escuela de Teatro del Núcleo del Guayas de la Casa de la Cultura Ecuatoriana en 1950. Allí, entró en contacto con numerosos artistas y escritores, lo que forjó su destino literario. Tres años después, en 1953, se graduó de Bachiller en Humanidades Modernas e ingresó a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Guayaquil.
El talento de Eugenia Viteri brilló desde el principio, como lo demuestra su segundo premio en el Concurso convocado por el Club Femenino de Cultura con su cuento «El Heredero». Este logro temprano fue solo un vistazo de lo que vendría en su carrera literaria.
A lo largo de su vida, Viteri no solo escribió con destreza y pasión, sino que también abrazó las ideas marxistas y se convirtió en una defensora de los Derechos Humanos y, en particular, de los derechos de las mujeres. Sin embargo, su compromiso político la llevó al exilio en Chile cuando la dictadura militar se instauró en Ecuador en 1963, cuando ya compartía su vida con el escritor Pedro Jorge Vera. En 1965 residieron en Cuba, invitados por el líder revolucionario Fidel Castro. Finalmente, en 1966, con la caída de la dictadura, regresaron a su amada patria, invitados por el presidente Clemente Yerovi.
Eugenia Viteri no solo fue una escritora talentosa, sino que también se destacó en la enseñanza y la promoción de la literatura. Su labor como organizadora de concursos y directora del periódico estudiantil del Colegio Nacional Veinticuatro de Mayo en 1969, así como su posterior cátedra de Literatura en 1975, dejaron una marca imborrable en las mentes jóvenes.
En 1983, Viteri fundó la Fundación Cultural Manuela Sáenz, una plataforma desde la cual luchó incansablemente por los derechos de las mujeres en Ecuador, lo que plasmó en su novela «Las alcobas negras» en 1984, dedicada a la mujer ecuatoriana.
Además de su prolífica producción literaria, Eugenia Viteri también dejó un legado en la promoción de la literatura ecuatoriana con su «Antología Básica del Cuento Ecuatoriano». Esta obra, que ha visto múltiples ediciones, contribuyó a dar visibilidad a la riqueza de la narrativa ecuatoriana.
En 2008, su incansable labor fue finalmente reconocida con el Premio Nacional Rosa Campuzano, un galardón que honra a mujeres ecuatorianas notables.
El impacto de Eugenia Viteri trasciende fronteras, como lo demuestra la traducción de su obra a idiomas como el ruso, el búlgaro y el inglés. Su voz, su pasión por la justicia y su talento literario perdurarán y seguirán iluminando el camino hacia un mundo más justo y equitativo.
En mí queda el recuerdo de quien con cariño y rigurosidad corregía los textos que llevaríamos a imprenta, siempre con generosidad me recibía en su casa y con sabias palabras me daba consejos que solo hasta hoy puedo entender.
Eugenia estará con nosotras por siempre.