Quito, 20 enero (La Calle).- La familia de Adolfo Macías, conocido como alias ‘Fito’, ingresó a Argentina en diversas ocasiones entre septiembre y enero, reveló el Gobierno de ese país.
El 5 de enero, tres días antes de la fuga de Fito de la cárcel, su esposa, hijos y otros familiares llegaron al país sin problemas, residiendo en una casa en Malagueño, Córdoba.
Las autoridades argentinas admitieron que la migración no bloqueó su entrada, ya que carecían de información precisa sobre su conexión con el líder de Los Choneros.
Patricia Bullrich, ministra de Seguridad de Argentina, sugirió una posible planificación para comprar la casa, trasladar a la familia y luego escapar de la prisión.
Las pistas que dejaron
Las pistas sobre la familia llegaron a Córdoba, donde se descubrieron movimientos sospechosos. La investigación reveló que la familia estaba instalada en un country y que tras su llegada, se equipó la casa con muebles nuevos.
El ministro de seguridad de Córdoba, Juan Pablo Quinteros, destacó la rápida confirmación de la relación con el narcotraficante fugitivo, luego de una investigación inmediata. Posteriormente, se procedió con un megaoperativo que concluyó con la deportación de la familia.
La ministra Patricia Bullrich afirmó la determinación del gobierno argentino en no convertirse en un “narcoestado” y en proteger a sus ciudadanos.
“Este Gobierno está decidido a proteger a los argentinos y a mostrarle al mundo que la Argentina no va a ser guarida de delincuentes, ni de familiares de delincuentes”, afirmó Bullrich.
Liberación de la familia de Fito
Utilizando una resolución migratoria, el Gobierno argentino expulsó a la familia de Fito. Sin embargo, la ministra ecuatoriana Mónica Palencia informó que la esposa de Fito no tiene órdenes de arresto, resultando en su liberación tras regresar a Ecuador.
Los familiares de Adolfo Macías Villamar, prófugo de la justicia, fueron retenidos en la Base Aérea de Guayaquil desde la madrugada del viernes. Luego abandonaron el recinto en un convoy de vehículos de alta gama.
