Quito, 20 dic (La Calle). – El exalcalde de Zaruma, Edmundo Peñaherrera, indicó que lo que sucede en Zaruma se debe a la complicidad de las autoridades de control, junto a las mafias que controlan la minería.
“Es una crónica de un colapso anunciado. Zaruma es una ciudad minera desde los ancestros cañaris e incas. En 1990 vino la debacle porque cada empresa fue a buscar oro sin ningún control. Se trató en algunos gobiernos de regular. En el de Rafael Correa se creó el Instituto de investigaciones metalúrgicas (ARCON) y en el siguiente gobierno se desmanteló”.
Para Peñaherrera, la crisis más grande se dio en 2016, cuando un socavón se extendió y derrumbó parte de una escuela. “Tuvo que derribarse la parte que todavía quedó en pie. El inicio de que algo sucedía en el subsuelo, pero las autoridades no escucharon las denuncias de la ciudadanía. Los ciudadanos oían los martillazos debajo de su casa, escuchaban voces y música, es decir estaban cerca de la superficie”.
El exfuncionario indicó que existen 800 kilómetros de túneles, en 823 hectáreas, que antes estaban en roca dura, pero cuando las betas afloran en la superficie, la codicia es más fuerte y no les importa que haya un pueblo en la parte superior. “Entre sableros comentan que veían las estructuras de la casa y no les importaba”.
Complicidad de las autoridades
Peñaherrera sostuvo que los entes de control en minería trabajan en complicidad con las empresas mineras. “Las autoridades de control saben lo que sucede allá abajo. Muchos de ellos eran autoridades de escritorio que tenían miedo a entrar. Solo venían las ordenes de arriba y nunca examinaban. Les avisaban a los mineros cuando iban de visita y ese día nadie iba a trabajar. La corrupción viene de los organismos de control desde los municipios. Desde Quito han dicho que el subsuelo no es nuestra competencia”.
Agregó que el ARCON es el organismo que tiene la capacidad de control y en el gobierno anterior la redujeron a una secretaría con dependencia de ambiente. “Deben enviarles oro o dinero, pero terminan corrompidos. Ese es el asunto, ellos reciben coimas”.
La Policía, a juicio del exalcalde, debe desalojar a los trabajadores de las minas, “Había grandes galerías donde tenían restaurantes y hasta prostíbulos. Son verdaderas mafias las que controlan el ingreso a las diferentes áreas”.
Una beta prolongada
La beta Tres Reyes pasa por Portovelo y llega a Zaruma. El socavón de la Gonzalo Pizarro, de la Colón y la Inmaculada están en la misma línea. “Se llama tres reyes porque en roca dura no causa problemas, pero cuando aparece en la superficie y se ramifica en tres aumenta el ánimo de los ilegales junto a empresas “legales”. Van tres casas. Si no taponan, rellenan y trabajan policías honestos, esto no se detendrá”.
El exfuncionario indica que una parte se vende a los peruanos. “No todo el mundo vende al Estado, es muy poco. Se lo vende manera informal. Hay que investigar las fortunas, de los últimos 10 años, de quienes estuvieron en entes de control”.