Por: Andrés Sebastián Tamayo Villarroel
Twitter: @tamayo95se
Tras la creciente oleada de contagios por el Covid-19 en el Ecuador, el Gobierno Nacional activó varios mecanismos de prevención que se han radicalizado, con el pasar de los días, por la omisión de gran parte de los pobladores del Ecuador. Recordemos como pasó.
El miércoles 11 de marzo, el Primer Mandatario dispuso a la ex Ministra de Salud anunciar la declaratoria de emergencia sanitaria. A raíz de ello, las medidas anunciaban el aumento de control en los aeropuertos y pasos fronterizos, la restricción de eventos masivos, el uso de plataformas digitales con fines laborales, educativos y consultivos, así como la adopción de medidas preventivas en el transporte público por parte de los Gobiernos locales.
El jueves 12 de marzo, la cotidianidad en las calles de en Quito se mantuvo intacta. Avenidas abarrotadas de vehículos, fuertes trancones vehiculares en las principales articulaciones de tránsito, el transporte público con exceso de pasajeros, aceras congestionadas por el comercio informal y los transeúntes, en fin, un jueves normal en la capital.
Ese mismo día, el Alcalde de Quito, Jorge Yunda, dejó sin efecto la restricción vehicular “hoy no circula”, suspendió las actividades que conglomeran a más de 1 000 personas, paralizó la jornada en los planteles educativos municipales y se hablaba ya sobre “el aislamiento” como media preventiva. En consecuencia, los quiteños abarrotaron los supermercados para adquirir provisiones. Este efecto se replicó en el resto del país pues, las redes sociales daban reporte del acontecer y de su magnitud. Los memes no se hicieron esperar porque en realidad, los compradores llevaban coches repletos e inusual aglomeración. La situación fue tal que desabastecieron varios productos de las perchas. Así somos los ecuatorianos, siempre precavidos.
Si bien se pretendía evitar las aglomeraciones de personas, estos espacios mencionados reunieron a centenares de humanos simultáneamente. Eso sí, las medidas de asepsia eran evidentes en las grandes cadenas de supermercados. Por ejemplo, se brindaba una porción de desinfectante de manos a los clientes, la mayoría de los colaboradores usaban mascarillas, algunos tenían guantes, los manubrios de los coches de compras eran desinfectados con alcohol cada que un usuario nuevo se acercaba y todos los cajeros poseían una dotación personal de gel desinfectante de manos en sus estaciones de trabajo.
Ya para el viernes 13 de marzo, las clases en los centros de desarrollo infantil, escuelas y colegios se suspendieron. Algunas empresas optaron ya por jornadas reducidas y teletrabajo. Estos esfuerzos pretendían evitar el contacto interpersonal pero la ciudadanía no lo receptó así.
Los centros comerciales, restaurantes, parques, entre otros atractivos de fin de semana, conglomeraron a múltiples personas, en su mayoría niños y jóvenes. El mensaje motivado por el Gobierno, junto con los medios, del “quédate en casa”, parecía estar ausente. El efecto del viernes aún se replicó el sábado, y con menor intensidad hasta el lunes, a pesar de los esfuerzos informativos preventivos y las medidas que tomadas por el Ejecutivo.
Es que los ecuatorianos somos así, la idiosincrasia de nuestra sociedad nos seduce con la “viveza criolla”. Nos cuesta entender que esas vacaciones no eran vacaciones, que realmente se trataba de una medida preventiva de aislamiento, pero, igual decidimos pasear. Solo el jueves nos asustamos, cuando llegó el viernes y sábado ya se nos pasó el susto. Muchos hasta organizaron viajes recreativos como lo sucedido en Montañita y sus aledaños. Hasta el sábado muchos participaron de fiestas y agasajos sin considerar la magnitud de lo que venía. Quizá porque las pandemias y cuarentenas las relacionábamos con hechos narrados por cronistas en libros escolares.
Ahora bien, no toda la culpa es nuestra, después de tres años del Gobierno de Moreno somos duros de convencer. Con un presidente que tiene menos del 20% de aceptación y un conjunto de medios de comunicación alineados al discurso oficial, es difícil creer lo que dicen. Así como en la mayoría de crisis que ha enfrentado este Gobierno, creímos que era simple complicidad lo que anunciaban los medios tradicionales. Quizá ese haya sido uno de los factores que insidió para que la ciudadanía no acatara el aislamiento e ignorara la magnitud del problema sanitario.
Este elemento, a criterio personal, también lo notaron los asesores de Carondelet pues, ha sido evidente la presencia de María Paula Romo, Otto Sonnenholzner y Alexandra Ocles, por encima de la ex Ministra de Salud e incluso sobre el Presidente Moreno. El nuevo titular de la cartera de Salud, denota mayor confianza sin embargo la presencia de los antes mencionados continua en auge.
En el caso de Romo, con su Policía Nacional, sensibiliza su imagen y demuestra que ella es una persona de fiar que vela por la salud de los ecuatorianos. Así pues, en el primer día del toque de queda, según expresó la Ministra de Gobierno en su cuenta de Twitter, ya hubo detenidos por no acatar la restricción de circulación. De igual forma, apela a la premisa romántica de justicia policíaca por ello, no duda en linchar mediáticamente, a través de sus redes sociales, detenciones de infractores, como el conductor desobediente que fue detenido en el armario de su casa, entre otros casos.
El objetivo no es desacreditar el trabajo policiales, pero si abrir el debate. Puede ser que el accionar mencionado responda a una estrategia de crisis que evoca el miedo o, quizá, se trate de la reconstrucción de la imagen de la Ministra de Gobierno. Por su parte, el actual vicepresidente, además de cumplir con su trabajo, afianza su imagen benevolente, de bienhechor y salvador del pueblo de cara a los comicios de 2021.
Aunque el fin de la cuarentena en teoría se acerca, no se conoce con certeza cuando culminará. Durante los próximos días nos queda continuar con el aislamiento en nuestros hogares, acatar las medidas de higiene y las decisiones del Gobierno, en cuanto correspondan a la emergencia sanitaria por el coronavirus. En esta ocasión, y seguramente la única, es pertinente replicar el mensaje oficial “quédate en casa”, por el bien del Ecuador.