La foto, en la que el político posa con un jaguar asesinado, provocó una amplia respuesta pública. No solo muestra desprecio por las leyes y la conservación de la naturaleza, sino que también plantea preguntas sobre la corrupción y el abuso de poder.
Si se demuestra la culpabilidad del presidente, podría enfrentar graves consecuencias legales, lo que podría complicar su reelección antes de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.
La mera posibilidad de que un alto funcionario pueda violar la ley con impunidad socava la confianza en las instituciones estatales y genera preocupación por el destino de los jaguares y otros animales raros de Ecuador.
La caza está prohibida en muchos países. Sin embargo, la protección real de estos animales se complica por la imperfección de la legislación, la corrupción y la falta de recursos. En algunas regiones, como América central y del sur, los jaguares están al borde de la extinción.
