EVA DESPUÉS DEL PARAÍSO
Cuando Eva fue expulsada del paraíso, en lugar de lamentarse por la terrible pérdida tuvo la revelación súbita de que lo inesperado llegaba como una lluvia de estrellas en su vida. De una existencia sosa y aburrida en el jardín del Edén a una vida trepidante, llena de incertidumbres y emociones; en donde iría dibujando cada uno de sus pensamientos, conquistando cada uno de los escalones, dejando de ser la costilla para llegar al todo. Mientras Adán, compungido y temeroso, reclamaba a Yahvé y la acusaba con infantiles gimoteos, Eva en un rapto de felicidad, se declaraba feminista.
HISTORIA NO OFICIAL DE LA VAGINA
Era una vagina que chorreaba sangre, pero no era la sangre ritual, cíclica y animal de la menstruación. Era la vagina del golpe, de la agresión, del vasallaje de los miles de años en los que el guerrero depredador tomaba su botín y humillaba al poblado. Era la vagina de los millones de mujeres sepultadas en la nada en donde nunca alcanzaron a tener voz y solo eran vagina. Era una vagina chorreante de un crimen normalizado que no escandalizaba a nadie. Era la vagina. Y entonces esa vagina chorreante fue escribiendo, cantando, peleando y construyéndose persona por cuenta propia y ahora hay muchos y muchas que reclaman que mejor era, cuando era solo una vagina.
FRAGILIDAD
La niñacontemplaba desde su altura a su padre: grande, fuerte, temible. ¡Un huracán! Y cuando golpeaba a su madre, le tenía terror. Temperamental e impredecible, su padre podía ser varios hombres a la vez: generoso, dulce y abierto, o inseguro, violento y cruel. Y golpeador. Era lo que más temía, cuando su sombra grande se abalanzaba sobre su madre y la sepultaba. Entonces la niña lloraba días y noches, noches y días, hasta que creció. Ahora no puede soportar a ese hombre encogido y arrugado –aunque dicen que no debe juzgarlo– que tambalea y gime y que con un hilo de voz le pide ayuda por todo, escudándose en su debilidad y fragilidad.
EL PIROPO
La muchacha iba caminando a prisa por ese callejón oscuro perseguida por aquel hombre desconocido que no cesaba de decirle cosas. Le escuchaba decir palabras que no entendía, pero eran como pedruscos, como babas sanguinolentas que se pegaban repugnantes a su cuerpo. No quería verlo, pero era grande, su sombra se alargaba como una serpiente bajo el sol. Ella temblaba, aunque no tenía frío y apretaba el paso sintiendo el escándalo de su pecho y las náuseas que se precipitaban atroces. El hombre empezó a enojarse ante su reticencia, a llamar piropos a sus insultos, a tratar de tocarla. Ella trató de correr hacia una parada de buses en donde había otro hombre con una sombra enorme. Se acercó pidiendo auxilio, pero era el rostro del mismo hombre que venía atrás. …De un solo impulso emergió del charco de sudor de su cama, con la respiración jadeante y el pulso acelerado. Una vez más su subconsciente recordaba los “piropos” que recibió de un desconocido, años atrás…
EL CIELO PROMETIDO
Levantando su leve capucha color carne se persignó y habló con tono ceremonioso ante la grey:
Vagina, vaina, funda, estuche, chauchera, concha, chucha, chepa, sapo, cosa, partes, bollo, chocho, panocha, bacalao, conejito, pancha, meona, raja, hoyo, vulva, choro, cuchufleta, cotorra, cuchumina, cuchara, chauchera, molleja, cajeta, pucha, papaya, bicho, cachimba. ¡Palabras, solo palabras!
Ha sido sacrificada, esclavizada, violada, golpeada, torturada, mutilada, ignorada, martirizada, humillada, despreciada, ocultada, satanizada, desde el principio de los tiempos, desde que el verbo se hizo carne. Conoció el odio, la persecución, la traición y el sacrificio.
Todo eso dijo con voz estremecida, y concluyó: “Solo yo conozco los misterios de su verdad no revelada; solo yo sé que resucitará para llevarlas al cielo”.
Y se bajó el Clítoris muy digno del púlpito, cubrió su cabeza, limpió el polvo de sus sandalias y se fue.
MIGRANTE QUIERE PASAR LA FRONTERA
Una mujer revolotea indecisa cerca de un retén policial. Tiene mariposas en el pelo y llagas en los pies. Ha corrido mucho. Huyó del coyote que la estaba vendiendo por unos cuantos pesos. La frontera está tan lejos y ella tan cerca en su pensamiento. Allá la espera el marido, la madre. Acá escuchó balas, quejidos, vio un grupo desalmado de hombres que violaban, mataban y traficaban drogas, mujeres, migrantes. Teme delatarse por el retumbo de su corazón. Por la carretera pasan furgones, ¿será posible esconderse? Necesita ayuda. Mira a través de una ranura: los policías juegan cartas. Uno alza la cara y descubre en el rostro moreno y picado al mismo hombre que la violó. El polvo se levanta sobre sus pasos que huyen, ha venido de tan lejos, de Ecuador. Se mete en un furgón entre el ganado que pasará la frontera y se aferra desesperada a una oración.
ACOSO
El hombre quería relaciones sexuales. Lo había dejado bien claro: una acostadita y era suyo el empleo. Ella no podía pensarlo mucho, detrás de ella había doscientas, le advirtió el hombre. Luego se fue a sentar en su escritorio, sonrió y la miró evaluativo de arriba abajo. Le devolvió su currículum y solo dijo: “Muy interesante”. La mujer lo miró por el rabillo del ojo, tenía mugre en las uñas a pesar de su ropa cara y un gel asqueroso endurecía sus cabellos. La miró irse con aires de suficiencia. Al día siguiente ella había sacado las sumas y restas de madre soltera y la cuenta era enorme. Accedió. Solo que ahora él hace lo que ella diga, especialmente cuando ella lo amenaza con mostrarle a su esposa el video de aquella cita obligada, que se ocupó en filmar.
(Del libro Con(textos) fugaces de Aminta Buenaño Rugel, disponible en Amazon.com)
Sobre la autora
Aminta Buenaño, distinguida escritora ecuatoriana, diplomática y profesora universitaria, ha forjado una carrera literaria rica y reconocida a nivel internacional. Además de su maestría en género, Aminta ha destacado en el ámbito político, desempeñándose como asambleísta nacional, vicepresidenta de la Asamblea Constituyente y embajadora en diversas naciones.
Su incansable lucha por la igualdad de género y los derechos sociales la ha consolidado como una figura inspiradora en la sociedad ecuatoriana. Aminta Buenaño no solo ha dejado un impacto perdurable en la literatura, sino que también ha sido una voz fundamental en la diplomacia, abogando por valores fundamentales en la escena internacional.
Con una mente abierta y una pluma valiente, Aminta continúa siendo una figura esencial que comparte su sabiduría y perspectiva con el mundo, trascendiendo fronteras y dejando un legado duradero en la intersección entre la literatura, la política y la defensa de los derechos humanos.