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El virus está matando al gobierno de Moreno (Opinión)

Por Edison Pérez / @EdisonPerezz blank

No hay duda que la Emergencia Sanitaria por el Covid-19 al Gobierno de Lenin Moreno le cogió con las defensas bajas. El virus logró desarrollar una fibrosis pulmonar en su gabinete ministerial a tal punto que se encuentran en terapia intensiva esperando que la Asamblea Nacional le salve la vida aplicando una fuerte dosis de cloroquina, aprobando la denominada “Ley Humanitaria”.

Pero ¿cómo llegó el Gobierno de la “Ternura”, del “Diálogo”, de la “Transparencia” y del “Manejo Económico impecable” a ser un paciente terminal de Covid-19?

Es absurdo, si el vicepresidente, que no fue electo por los ecuatorianos, Otto Sonnenholzner, es un joven empresario que tiene la entereza, la capacidad, las energías y la juventud vigorosa que se necesita para ser el segundo mandatario. Es inexplicable, si el Ministro de Finanzas, Richard Martínez, es uno de los mejores economistas y empresarios del país. Es inaudito, si la señora Ministra de Gobierno, María Paula Romo, es una excelente abogada, operadora política y defensora a ultranza de los Derechos Humanos. Es insólito, si el Secretario de Gabinete, Juan Sebastián Roldán, es un honesto y ágil analista y operador político.

Es ilógico si ellos están en el poder para refundar la patria, esa patria que se caía a pedazos hace una década, que fue gobernada por políticos corruptos e inescrupulosos que vendieron su honestidad a unos cuantos empresarios vivarachos que se beneficiaban de contratos con el Estado a cambio de pagar unas facturas truchas para beneficio de terceros. Esa patria que se inundaba en cada invierno, donde los niños no tenían escuelas decentes para estudiar, donde la gente de a pie moría en sus casas porque no había un sistema de salud público que les pueda atender, donde las carreteras estaban llenas de baches y no se podía circular. En definitiva, un país que estaba en soletas.
Pero estos brillantes, audaces, vigorosos, fuertes, inmunes, jóvenes y entusiastas políticos ecuatorianos iban a reconstruir el país en apenas cuatro años. Sin embargo, ya vamos tres y lamentablemente dos episodios coyunturales les ha dejado debilitados y sin defensas.

En Octubre de 2019 una revuelta social iniciada por los gremios del transporte y secundada por estudiantes y líderes del movimiento indígena que se oponían a la eliminación del subsidio a los combustibles y también a una serie de medidas económicas consideradas como neoliberales y antipopulares fue la primera enfermedad gubernamental que debilitó su sistema inmunológico político y económico.

Y, desde el 13 de marzo, el gabinete gubernamental dio positivo con Covid-19 y se encuentra en terapia intensiva porque varios de sus órganos se encuentran comprometidos. Porque no tienen los recursos necesarios para afrontar la pandemia, no hay los insumos y el personal suficiente para atender a los miles de pacientes contagiados, sobre todo, en Guayaquil. Y no existe todo lo que se requiere porque el Gobierno de Moreno en el 2019, recortó el presupuesto para el área de salud en un rango del 36% y la transferencia de recursos disminuyó en aproximadamente 66 millones de dólares entre 2018 y 2019. Y tampoco hay los recursos en las arcas fiscales porque el brillante Ministro de Finanzas decidió pagar 324 millones de dólares de Deuda Externa antes que priorizar el sector salud para atender la emergencia sanitaria.

El pago de la deuda nos iba a permitir, supuestamente, obtener 2 mil millones de dólares para afrontar la crisis, pero esa posibilidad parece incierta. No obstante, el inteligente Ministro de Finanzas plantea un paquete de medidas para recolectar recursos de los bolsillos de los trabajadores públicos y privados, así como también de las cuentas de 1.500 empresas con utilidades mayores a un millón de dólares pero, de forma curiosa e inexplicable, la banca no figura en esta “vaca solidaria”.

Según lo estipulado en los proyectos de ley, los trabajadores públicos y privados aportarían 900 millones de dólares y las grandes empresas apenas 500 millones de dólares. Esto evidencia a quiénes busca cuidar el Ministro Richard Martínez para que salgan ilesos de esta pandemia.

De ahí se entiende el pedido de juicio político y renuncia del Ministro de Finanzas que exigen varios asambleístas, actores políticos, gremios de trabajadores y organizaciones sociales.

En definitiva, este paciente gubernamental tiene pocas esperanzas de sobrevivir al virus y si lo hace, quedará fuertemente afectado su sistema pulmonar, con un riesgo inminente de que en cualquier momento desarrolle una neumonía que le podría aniquilar definitivamente.