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El viacrucis de los ecuatorianos (Opinión)

Por: Sebastián Tamayo Villarroel
Twitter: @tamayo95se

Durante la Semana Santa, el Ecuador ha vivido momentos dolorosos que, para el Viernes Santo, dan cuenta de su propio viacrucis. El covid-19 continúa una batalla incesante en el país que, día a día, deja más fallecidos, más pobreza y más acumulación de capital en los oligopolios.

La situación en Guayaquil sigue camuflada entre cifras falsas, excusas y uno que otro show mediático (“Caso Sobornos”). Lo que se conoce a través de la prensa internacional, pese al esfuerzo de la administración pública, es que el escenario no mejora. El coronavirus reta constantemente la capacidad del Gobierno de Moreno que, sin duda, las cifras dan cuenta del resultado.

Para los familiares de los occisos, por efecto del virus pandémico o por cualquier otro motivo, el calvario no termina con la muerte de sus seres queridos. El viacrucis continúa con el extravío de cadáveres en las morgues o con la espera para que el cuerpo sea recogido.

El número de contagios asciende hacia la cima que aún es difícil divisar pues, en varios sectores comerciales, las ventas ambulantes continúan en su labor diario. Simplemente son madres, padres, hijos, que no poseen relación laboral pero que necesitan conseguir dinero para su hogar. El “quédate en casa” no aplica cuando el hambre aparece. Mientras el Gobierno afirma que no desampara a los desprotegidos con raciones alimenticias y bonos, la realidad que refleja la calle es otra.

Así también restaurants, panaderías y otros tipos de comercio de barrio, se exponen al contagio. Quizá perder su patrimonio, su fuente de sustento o el hambre, es para los pequeños comerciantes más peligroso que el covid-19. Otro elemento que suma actividades económicas en los centros poblados, es la reducción salarial y las moras en los pagos. Esta realidad, por su puesto, ha sido olvidada o como en toda hegemonía: conocida pero ignorada.

Los que si corrieron con suerte en el Ecuador son los oligopolios. Las grandes corporaciones de supermercados, desde que se detectó el primer caso, perciben gran afluencia de clientes. En realidad es necesaria su presencia pero en esta crisis, con una normativa consecuente, podrían aportar más y enriquecerse menos. Las acciones filantrópicas de estos sectores, simplemente reflejan una necesidad de la organización más no una cooperación. Por ejemplo, según la Superintendencia de Compañías, la Corporación Favorita C.A. ganó USD 2.000 millones de utilidad en el 2019. En efecto, pueden aportar más.

Mientras el viacrucis lo padecen los sectores medios y bajos de la sociedad, la gestión de la crisis sanitaria, en cuanto a lo que refiere este artículo, se la hace por cadenas nacionales que transmiten cifras de ayudas económicas y canastas de víveres entregadas. No hay duda del esfuerzo que implica el expendio de bonos y alimentos para el Estado sin embargo, no es suficiente. Para ello, cualquier justificación es válida pero el llanto de un niño o el hambre no distinguen razones.