Sebastian Jarrín Cardenas
Hace aproximadamente 3 años, en mayo 2017, los ecuatorianos ignorábamos que con nuestro voto estábamos sometiendo al pais al rompimiento del estado democrático y con ello del contrato social – tras la decisión del gobierno de no aplicar un plan ganado en las urnas con el 51% de votos – o bien, a la neoliberalización del Estado, desmantelando al sector público y mermando su capacidad de control y respuesta; o también estábamos siendo cómplices, para ponerlo en palabras del propio gobierno, de la “descorreización” del Estado. En concreto, la administración de Lenin Moreno ha tenido claro su rumbo hacia un neoliberalismo recalcitrante y aunque se ha encontrado con una mínima oposición, nada lo ha detenido, ni los movimientos sociales, ni las protestas de octubre, ni ahora la pandemia declarada por la OMS por el COVID-19.
El manejo de la emergencia sanitaria declarada por el Gobierno el 12 de marzo, a pesar de haber confirmado el primer caso el 29 de febrero, ha sido criticada a nivel mundial por medios de comunicación diversos – como Deutsche Welle, BBC, El País, Washington Post, New York Times y más – e incluso por varios jefes de estado y organismos internacionales. Para entender la magnitud del problema, el Gobierno ahora presume la cifra de cadáveres recogidos en la ciudad de Guayaquil, que ha sido la más golpeada por la pandemia, cuando en este caso, una adecuada política pública deberia «presumir» – si cabe el termino- la protección y preservación de la vida, antes que remendar la muerte.
El Gobierno ha debido preocuparse del frente sanitario, pero también del económico y la respuesta en ambos, revela su verdadero rostro neoliberal. Tres sucesos nos ayudarán a entender esto de mejor manera.
Primero, el pago de los intereses de los bonos con vencimiento en 2020, a través de los cuales tendríamos acceso a USD 2500 millones en financiamiento externo según el Presidente. Este pago se realizó a pesar de la petición de varios actores políticos e incluso de todas las bancadas de la Asamblea Nacional de no hacerlo, favoreciendo así al capital transnacional por encima del bien común #LaDeudaAntesQueLaVida
El segundo suceso, si bien pasó desapercibido, tiene una importancia significativa y se refieren a puntuales cambios en el Ministerio de Energía y Recursos Naturales No Renovables y en el Ministerio de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca.
El 9 de marzo, cuando el mundo del petróleo se encontraba ya en una guerra de precios, el Ministro de Energía José Agusto Briones renunció y en su reemplazó se encuentra René Ortiz, ex Secretario General de la OPEP y ex Ministro de Energía (2000) y según diario La Hora, renunció a su cargo por disputas con el presidente de Petroecuador Jorge Pareja Cucalón, quien se fue acusando a Ortiz de querer acelerar el proceso para la adjudicación de los campos petroleros del Oriente, especialmente el de Sacha. Además, lo culpó de querer hacer una concesión directa de este campo a la compañía YPF. La denuncia de Pareja va más allá, cuando acusa a Ortiz de querer entregar a la Shell las operaciones y administración de la refinería de Esmeraldas.
Otro cambios fueron el retorno de Fernando Benalcázar al frente del Viceministerio de Minería, tras solo dos meses de retiro y que dentro de sus prioridades estaría destrabar proyectos como Río Blanco o Loma Larga y el proyecto del nuevo catastro minero.
Y el retorno de Daniel Legarda, Presidente Ejecutivo de la Federación Ecuatoriana de Exportadores como nuevo Viceministro de Comercio Exterior, quien ha propuesto la apertura comercial como política de Estado y más allá de sus capacidades técnicas, deja a la vista la presencia de las cámaras de comercio en el gobierno, en momentos donde la mayor de las preocupaciones para el Ecuador puede ser el frente externo, causando así un conflicto de intereses de quien lleva la batuta de la política de comercio exterior del país.
El último suceso es la declaración de apoyo de la Cancillería del Ecuador a la propuesta de Estados Unidos sobre el levantamiento de las sanciones a Venezuela únicamente si se llevan a cabo elecciones sin Nicolás Maduro y ha llevado al día de hoy a que tropas estadounienses se encuentren en la frontera con Venezuela.
Las privatizaciones o concesiones estuvieron siempre dentro de la mira gubernamental, con estos nuevos actores cobraría un impulso importante y en estos tiempos donde lo emocional toma las riendas de la sociedad, han apelado a la urgencia de recursos para el sistema de salud pública, para acelerar los procesos de adjudicación del campo Sacha, ITT, Refinería, Banco del Pacífico, CNT, hidroeléctricas y proyectos eólicos.
Estos 3 sucesos dan luces sobre lo que es y lo que será el Gobierno ecuatoriano bajo el mandato de Lenin Moreno, del cual sólo queda poco más de un año. La oposición ha sido mínima, acallada bajo la etiqueta del “correísmo”, y en tiempos de COVID-19 no hay que dejar escapar la oportunidad histórica para cuestionar relatos y verdades y desde la ciudadanía proponer y resistir, ¿teniendo en cuenta que el Gobierno tiene la agenda y la ruta clara, lo tiene así la sociedad ecuatoriana?