El recambio generacional en el Ecuador

Por Sebastián Jarrín / @seb_astian1001


La descorreización del Estado bastó como excusa para que agrupaciones de todo el espectro político ofrecieran su contingente con tal de entrar en el proceso descorreizador, incluso, en palabras del coordinador de la bancada de CREO Luis Pachala “se ha hecho un acuerdo de frente. Aquí no hay amarres, lo que hemos hecho es vializar para descorreizar”.

La carrera por capitalizar la descorreización duró hasta octubre del 2019, cuando el acuerdo tuvo su primer resquebrajamiento y ahora, a tan solo 5 meses de la inscripción de candidaturas, aparecen los opositores de Lenín Moreno. ¿Coincidencia? O ¿un despertar repentino o cálculo electoral? Ese es el nivel de expresión de una gran parte de la clase política o lo que yo conocí como partidocracia: actuar por el cálculo, por la coyuntura, por el corto plazo, por la cuota política y, en el siglo XXI, por el like y el retweet.

Esto eliminó del debate cuestiones trascendentales como el cambio climático, las luchas de género contra un sistema patriarcal, la educación como fuente de formación profesional y personal, el cambio de una matriz dependiente del extractivismo, la generación cultural y la formación política. Sin embargo, como respuesta a la más reciente acción descorreizadora – el recorte al presupuesto de la educación pública – se avisora un pequeño atisbo de luz, a partir del comunicado emitido por las juventudes del Partido Socialista, Izquierda Democrática, Revolución Ciudadana y del Partido Comunista del Ecuador, del cual señalo 3 elementos:

“Las juventudes de izquierda progresista reunidas en este comunicado”, frase con la que dan apertura al pronunciamiento. Si bien las categorías de izquierda y derecha están obsoletas para definir las complejidades de la sociedad actual, dejan sentado que dentro del campo de la izquierda confluyen principios y valores como la “construcción de un país más justo, igualitario y equitativo y el aseguramiento de derechos”.

“También hay que dejar en claro, esto no es a raíz de la crisis sanitaria, económica y política que atravesamos”. Reconocen de esta manera el carácter sistémico de la descorreización, con el cual el Estado actúa contra sí mismo y en contra de un gran segmento de su población.

Finalmente, afirman a sus acciones no en un mero capricho juvenil, o en acciones de rebeldía sin causa, más bien, amparados en derechos que garantiza la Constitución; y exigen respuestas en el mismo sentido, constitucionales e institucionales.

Elecciones en 2021

Este hecho coloca a las organizaciones políticas en jaque. Para las elecciones de 2021 se prevé que 4.837.261 votantes tengan entre 19 y 35 años. Su pensamiento cortoplacista y enfocado en el cálculo electoral hará que se sumen a pedidos similares a este comunicado, como el juicio político al Ministro de Economía Richard Martínez – como ya lo han hecho Dallyana Passailaigue del PSC y Jeannine Cruz de CREO – o se adhieran a los reclamos por los recortes a la educación. Pero una vez más, eso es algo coyuntural.

Sin embargo, ¿tendrán la capacidad de ofrecer respuestas estructurales desenmarcadas de la descorreización o del proyecto neoliberal? El mundo nos muestra que esas respuestas las están ofreciendo a quienes no tienen qué ganar políticamente y tienen todo un futuro por perder: los movimientos sociales, niños, niñas y jóvenes, como Malala y Greta Thunberg; pero también los estudiantes en Chile, Francia, Colombia; o los movimietnos feministas en Argentina. El recambio generacional es, entonces, algo necesario para pensar el post-COVID o pensar si quiera en un futuro a corto plazo.

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