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“El principal desafío es la integración regional”, reflexiona Erik Mozo

Quito, 15 ene (La Calle). – La posibilidad de tener una moneda común no es del todo trillada, sin embargo, plantea retos de integración tanto en el ámbito político, económico y productivo. En la siguiente entrevista, el economista Erik Mozo desentraña los retos y posibilidades de tener una moneda que rivalice con el euro que ya cumplió 20 años.

A propósito de los 20 años del euro ¿es posible tener en nuestra región una moneda común?

Es totalmente posible. No es tan sencillo, el camino no es tan directo, pero es completamente posible. Es más, dependiendo del escenario podría llegar a ser lo ideal. Hay otros bloques de países que ya han implementado monedas comunes como la Unión Europea con el euro.

¿Qué necesitaríamos para crear esta moneda?  ¿Tal vez una organización como UNASUR o CELAC?

Lo que necesitaríamos es una institución que conglomere a todos los países de América Latina y coordine sus monedas. Ahora cada país tiene una moneda, pero cada moneda tiene respaldo en cada Banco Central que es el encargado de imprimirlas, excepto en nuestro caso, porque el dólar se expide en la reserva federal de Estados Unidos.

Lo que necesitaríamos es que los bancos centrales individuales sean reemplazados por un banco central común que es el caso de la Unión Europea. Adicional a esto, esa institución debería tener el rango jerárquico adecuado para coordinar. Así podríamos tener una sola moneda.

Sin embargo, el proceso es más largo. Si recordamos como funcionaba el euro en un inicio, la función era tener una moneda intermedia entre las monedas de otros países. Digamos que, si tú tenías pesos y yo libras esterlinas, el euro era la moneda de transacción que reemplazo al dólar en ese proceso. Si querías francos, los cambiabas a euros y comprabas libras.

Si queremos hacer lo mismo, deberíamos comparar pesos, por ejemplo, colombianos y argentinos y de allí buscar una moneda de referencia. Ya hubo el experimento con el Banco del Sur y la idea del SUCRE (sistema unificado de compensaciones regionales). Si uno quería cambiar pesos no tenía comprar dólares sino usar este sistema.

En nuestro caso que no tenemos moneda propia ¿implicaría un problema entrar a este sistema común?

En un inicio no sería tan difícil porque de dólares se cambiaría a la moneda de transacción y luego al siguiente valor. Sería más fácil movernos hacia una moneda común que salir del dólar porque eso implicaría que el país debería poner su propio respaldo, deberíamos tener una reserva y una política de emisión monetaria. Sería más fácil moverse a una moneda común que tenga el respaldo de los demás países.

¿Qué es lo que hace falta? ¿Diálogo entre los países? ¿políticas integracionistas?

El principal desafío es la integración regional, no solo a nivel monetario sino en la economía. Nosotros hemos vivido ciclos de avance y retroceso en la integración regional. En Europa funciona por décadas y no es ningún cuco, les ha ayudado bastante. Es posible, pero es político. Cuando los presidentes deciden alinearse más con las políticas de EE.UU. generalmente rechazan la integración regional. Si los países hablan y llegan acuerdos es posible.

Otro desafío es la integración de los sectores productivos. En Europa no fue tan difícil la conformación de la UE por los intereses de desarrollo de estos países. Tenían un nivel más amplio de economía industrial. Enfocados en el desarrollo se consolidó la Unión. En América Latina tienen otros intereses como la exportación de materia prima y no se preocupan de la integración porque no está entre sus necesidades.

¿Nos ayudaría mucho más la integración regional?

Claro, al tener más miembros incrementa tu poder de negociación. Si vas a comprar un coche en una concesionaria, el dueño te lo venderá en USD 10.000, pero si dices que tus 20 amigos también quieren un auto te darán un descuento. Hay mejores condiciones cuando tienes más gente por el poder de negociación.

Si América Latina no negociara todo por separado, con los bancos o el FMI por separado, tendríamos muchísima capacidad de negociación y mejores condiciones en cuanto a financiamiento y comercio.

Una de las razones por las que la UE no firma un tratado de libre comercio con Estados Unidos es porque la UE al ser también una unión arancelaria tiene la regla de que ningún país puede firmar un tratado si es que no firman todos a la vez.

La unidad de la moneda tiene sus pro y contra, pero la unidad económica tiene muchos beneficios, por ejemplo, el desarrollo de actividades productivas en los países.